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Sanidad

Trabajadores de la CAP Llibertat de Reus denuncian que están pasando frío

Pallejà explica que han tenido que llevarse estufas y guantes de casa para los días en que las temperaturas eran más bajas

Imatge d'arxiu de l'exterior de l'edifici que allotja les instal·lacions del CAP Llibertat.

Trabajadores de la CAP Llibertat de Reus denuncian que están pasando fríoCedida

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«Me costaba escribir los recordatorios de visita porque tenía los dedoshelados. No era capaz de hacer una línea recta como Dios manda». Con estas palabras, ejemplariza Josep Ramón Pallejà, delegado sindical de USITAC y auxiliar administrativo, la situación que se está viviendo en el CAPLlibertat. Trabajadores del centro denuncian que la climatización no funciona, de manera que en las consultas «hace frío», un escenario que empeoró cuando se estropeó la cortina de aire del acceso al recinto hace unas tres semanas. «Dentro, hacía casi la misma temperatura que en la calle», detalla Pallejà.

Una trabajadora de la CAP, A.M., explica que hay profesionales que se han comprando estufas para poder soportar la temperatura. Otros, se han llevado guantes. La misma dirección del centro ha facilitado recientemente calefactores, haciendo caso a las reclamaciones. El problema es que, al enchufarlos a la red eléctrica, «saltan los plomos» y se apagan los ordenadores. «No es muy normal que, con las temperaturas que estamos teniendo, tengamos que estar así», valora A.M., remarcando que se trata de un centro de salud donde asiste gente enferma y donde los niños se tienen que desnudar para efectuar las revisiones pertinentes.

La cortina de aire fue reparada la semana pasada, después de casi un mes sin funcionar. No obstante, el escenario continúa lejos de ser plácido. En primer lugar, A.M. afirma que el aire no sale caliente, sino «templado», de manera que sólo ayuda a parar el golpe inicial del cambio de temperaturas y los días en que el termómetro se mantiene estable. Por otro lado, el incesante ruido del motor provoca que los trabajadores que están en la planta baja acaben con dolor de cabeza. «Me llegaron a reconocer que han puesto un motor que no era el que iba aquí, que este modelo no lo tenían, y me dicen que el ruido es normal porque es un aparato nuevo. Ya basta de tomarnos el pelo», añade Pallejà.

Un problema enquistado

Esta no es la primera vez que los empleados del CAP Llibertat denuncian la deficiente climatización del centro. Pallejà subraya que el sistema del aire acondicionado está «mal dimensionado» y recuerda un verano en que el calor era tan insoportable que provocaba vómitos a los pacientes. «Es una situación enquistada. Quizás tendrían que encontrar una solución, en lugar de esperar que el problema se repita cada año», considera A.M. «Si se estropea la lavadora, lo arreglarás, pero si se te estropea muy a menudo, te comprarás una nueva», señala.

La Generalitat sacó a licitación el verano pasado los servicios para la asistencia técnica para la redacción de un proyecto básico y ejecutivo y la posterior dirección de las obras de una futura rehabilitación y mejora de la eficiencia energética del edificio. El concurso prevé arreglos en la climatización, la ventilación, el sistema de control y el alumbrado. La propuesta también incluye colocar en las ventanas orientadas a la fachada sur láminas de control solar e instalar placas fotovoltaicas en la cubierta.

Pallejà explica que les prometieron que las reformas estarían acabadas por Navidad del 2022, «pero aquí no vino ni Papá Noel», menciona. «Ahora dicen que lo harán en febrero, pero eso tampoco tiene validez», lamenta.«Yo entiendo que pueden estar sufriendo para encontrar una solución al problema, pero todavía estamos así. Las buenas intenciones no son facturables», concluye.

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