Superhéroes, los Picapedra y el mundo 'steampunk' conviven al Carnaval de Reus

Pasado, presente y futuro; realidad y ficción. Todos los mundos confluían ayer al desfile matinal del Carnaval de Reus. Las sonrisas eran perennes en la calle de Misericordia, en los arrabales, en el paseo de Sunyer, sobre todo en los rostros de los más pequeños, que no habían tenido bastante con el show del sábado. La resaca y el cansancio empezaban a hacer acto de presencia, pero las ganas de fiesta mantenían intacta el alma del desfile. Un espacio donde todo el mundo era invitado, viniera de la época y del universo que viniera. Sonaban Shakira y Quevedo; también los Village People i King África.

Transportados de tres milenios atrás, los faraones del grupo Els Cridanersse abrían paso con sus cronometradas coreografías, pero por control del tiempo, lo que tenían sus más inmediatos perseguidores. Con estética steampunk , el grupo Suca Mulla desafiaba a sus compañeros egipcios con una canción de una época desconocida para ellos: ¡Gimme! ¡Gimme! ¡Gimme! , de los suecos ABBA. No obstante, no se podían encantar sobre la pista de baile, porque justo detrás se acercaba un famélico león, crin al viento, y sus domadores. Lo sombrerero loco llevaba la locura al desfile; los murciélagos hacían imposible olvidar todo lo que ocurrió entre el 2020 y el 2022, y los Picapedra aparecieron a escena para volver al pasado más rudimentario, cuando dos piernas eran el mejor motor del mercado. Eso sí, cayeron en la tentación de comprarse un remolque que los transportara.

Entre los vikingos, Caperucita Roja, el Lobo, Batman y unos caracoles, también hubo lugar para enviarle un mensaje al alcalde de Tarragona, Pau Ricomà. «Que uno pelacanyes encienda la tronada. Sanción: 5.000 euros», se leía en el cartel de una de las carrozas, emulando la campaña para evitar micciones en la vía pública. «Señor Ricomà, Sant Pere no perdona», culminaba el satírico mensaje del grupo, en referencia al hecho de que el alcalde tarraconense fuera el encargado de encender los truenos de Sant Pere en el 2022.

Vaqueros, payasos, superhéroes y piratas no podían faltar a la cita, escondidos entre el público. También se contaban por decenas los Pikachus salvajes, pero sólo había un Ash Ketchum: una vez retirado como entrenador Pokémon, decidió acercarse a disfrutar de la juerga reusense.

El preacuerdo a que llegaron el Ayuntamiento y representantes de los trabajadores permitió que la Guardia Urbana estuviera presente en los desfiles de Carnaval para asegurar la seguridad de los asistentes. Numerosos efectivos se desplegaron por las calles, si bien muchos de ellos se veían muy jóvenes. El futuro del cuerpo parece garantizado.