Cultura
El Archivo y el Museo de Reus recuperan la memoria de 35 reusenses deportados a campos nazis
El Museo Salvador Vilaseca acoge la exposición 'Fascismo, nunca más', con testimonios de la ciudad y la comarca
El Archivo de Reus ha localizado a 35 reusenses que estuvieron deportados en los campos nazis después de la Guerra Civil y ahora inicia un proceso para recuperar la memoria de todos ellos. El resultado de la investigacióniniciada hace dos años se puede ver ahora a la exposición '¡Fascismo, nunca más'! instalada en el Museo Salvador Vilaseca. «Hemos llegado tarde», reconoce la archivista municipal, Elisenda Cristià, recordando que muchos de los supervivientes o de los familiares ya han muerto. Son perfiles «muy diversos», dice Cristià. Desde un aviador hasta un ebanista, pasando por campesinos o un fotógrafo. La mayoría fueron encarcelados en Mauthausen (Alemania). En la muestra también se pueden repasar las historias de otros casos del Baix Camp gracias al trabajo del historiador Axel Baiget.
Para hacer esta investigaciónhan consultado el registro civil, la inscripción a los padroneso la documentación del mismo complejo de Mauthausen con el expediente de cada uno de los deportados. «Lo documentaban todo los alemanes, hay fichas con toda la información de cada persona», subraya a Cristià. También han recogido al testimonio oral de los familiares de los deportados o cartas que han facilitado personas próximas. Toda una documentación que se digitalizará en un futuro y será consultable.
Pedagogía «antifascista»
El comisario de la exposición, Joan Navais, evidencia la poca luz que hay en la sala del museo: «hemos intentado hacer el espacio angustiante, porla temática». Es un tema «poco agradable», pero Navais está convencido de que se tiene que hablar. La muestra que se puede ver hasta el 15 de abril, se divide en cuatro ámbitos: el exilio, el internamiento en los campos de concentración, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y, finalmente, el análisis del exterminio.
Quien se ha hecho cargo de la museización destaca que el objetivo de la exposición era «doble». Por una parte, «divulgar y recuperar la memoria» de los deportados de Reus. Y de la otra, profundizar en la «pedagogía antifascista». Los deportados acabaron en los campos nazis «porsus ideas antifascistas», recuerda el historiador. Navais explica que la muestra también es un «cebo» para que si alguna persona tiene documentos o «nuevas pistas» sobre posibles deportados, se acerque al archivo para facilitar la información y seguir investigando.
La función «social» de los museos y de los archivos
Tanto CristiàcomoNavais reivindican la función «social» de los archivos y de los museos. «Vivimos tiempos difíciles y con discursos de odio. Hay gente que niega la existencia de los campos de concentración», considera el comisario. Con esta exposición esperan «despertar la conciencia crítica de la gente», que la sociedad vea que los «discursos de odio» como el racismo, la homofobia o el machismo «pueden conducir» a situaciones como las que se vivieron en Mauthausen o Auschwitz, asegura Navais.
Un tema «tabú»
Gerard Prats es el sobrino de Pere Isern, uno de los 35 deportados que el archivo está documentando. Isern luchó al bando republicano y cuando acabó la Guerra Civil, se marchó hasta Francia donde luchó con los franceses a la Segunda Guerra Mundial hasta que fue encarcelado en Mauthausen. Al ser liberado, se estableció en Francia y sólo pesaba 36 kilogramos, recuerda su sobrino. Prats conoció a su tío cuando tenía siete años y comenta que las vivencias dentro del campo de concentración era un tema «tabú».
El familiar explica que Pere Isern no durmió nunca más al salir del campo nazi. «¿Como no duermes?», le preguntaba. «Me voy a la habitación, me tiendo en la camapara descansar, pero siempre con los ojos abiertos», respondía. «Es muy duro, pero la memoria histórica no se tiene que perder», resume el familiar de Pere Isern. Prats visitó el campo de adulto y asegura que se tiene que ver, «no hay palabras de lo bestia que es».
Llambordes Stolperstenie
El próximo 29 de marzo, el Ayuntamiento de Reus colocará el primer adoquín Stolperstenie en la casa de Pere Isern. Un proyecto de memoria histórica impulsado por el berlinés Gunter Demnig, que consiste al poner un adoquín cuadrado delante del último domicilio donde vivió la persona deportada con su nombre y la fecha de nacimiento. El consistorio ha previsto colocar doce este año, doce más el próximo año y el resto en el 2025. Este homenaje se hará de manera paralela con la investigación más exhaustiva de cada uno de los deportados.