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Memoria histórica

Un adoquín stolpersteine recuerda al deportado reusense Pere Isern Anton

El director del Memorial Democrático, Jordi Font Agulló, ha participado en el acto de colocación del adoquín

Imatge de la llamborda stolpersteine en record al deportat reusenc Pere Isern Anton.

Un adoquín stolpersteine recuerda al deportado reusense Pere Isern AntonCedida

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El director del Memorial Democrático, Jordi Font Agulló, ha participado esta tarde en el acto de instalación de un adoquín stolpersteine en Reus, en recuerdo de Pere Isern Anton (1916 - 1983), deportado en Mauthausen en el año 1940 y liberado en Gusen en el año 1945.

En palabras del director, «recordar este resistente antifascista y superviviente del horror nazi es el primer paso del reconocimiento a los 35 reusenses deportados. Una acción imprescindible para reforzar la memoria democrática, entendida como baluarte contra las posturas autoritarias y negacionistas».

El acto ha tenido lugar a las 5 de la tarde en la calle de Sant Tomàs, 46 de Reus. Además del director del Memorial Democrático, han asistido Carles Pellicer, alcalde de Reus; Noemí Llauradó, vicealcaldesa, y Montserrat Flores, concejala de Participación, Transparencia y Buen Gobierno, además de familiares de Pere Isern Anton y otros representantes de la corporación local, las entidades y la ciudadanía.

Actualmente, en Cataluña hay 451 adoquines stolpersteine. Las próximas se instalarán este año en Albanyà, Arenys de Munt, Caldes de Montbui, Cubelles, l'Hospitalet de Llobregat, la Granadella, la Pobla de Cérvoles, Olesa de Montserrat, Sabadell, Santa Cristina d'Aro, Tarragona, les Valls de Valira, Solsona, Navès, Sant Llorenç de Morunys, Odèn, Lladurs y Guixers.

Stolpersteine , «piedra que hace tropezar»

Las stolpersteine son un proyecto artístico diseñado por el alemán Gunter Demnig (Berlín, 1947) en recuerdo de todas las víctimas del nacionalsocialismo alemán. Demnig creó y colocó la primera stolpersteine el año 1996; desde entonces, hay más de 82.000 repartidas por todo el mundo.

Se trata del proyecto de memoria descentralizado más grande. Cada adoquín es único y se hace artesanalmente, como muestra de respeto y de humanidad, para contrastar con la exterminación industrializada de los nazis.

En alemán stolpersteine significa «piedra que hace tropezar» y, de acuerdo con Demnig, «no tropezamos con los pies, sino con la cabeza y el corazón». Además, el hecho de situar los adoquines en el suelo tiene un significado especial, en la medida que siempre que alguien quiera leer la inscripción hace falta que se incline y, por lo tanto, que haga una reverencia al nombre de la persona deportada. Una manera más de rendir homenaje a las víctimas y recordarlas.

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