Diari Més

CULTURA

Burgueses y obreros recuerdan el pasado glorioso y modernista del Reus de 1900

La plaça del Mercadal viaja a inicios del siglo XX con la fiesta de recreación histórica 'Reus 1900'

Vestits llargs, guants, barrets d'ala ampla, canotiers i bombins formaven part del vestuari de les figurants.

Burgueses y obreros recuerdan el pasado glorioso y modernista del Reus de 1900Joan Carles

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Reus quería presentar un juego de dualidades. En la sombra soplaba un ventet de apariencia inofensiva, pero de los que acaba penetrando hasta los tuétanos. En metros de distancia, el Sol candente calentaba la plaça del Mercadal, donde los burgueses aprovechaban la ocasión para ostentar todas las riquezas que habían acumulado, paseándose entre los puestos del mercado de la villa. Coloreados vestidosy faldas largas, pulcras americanas, anchos sombreros de ala, canotiers, bombins, bastones, chalecos y dos galgos salieron a pasear bajo el astro del mediodía. No pasó mucho rato, sin embargo, hasta que llegó un calor todavía más tórrido que el del Sol: los ánimos de la clase obrera estaban encendidos y se querían hacer oír.

«Arriba la clase obrera, abajo el patrón», resonaba desde el arrabal de Santa Anna. Una multitud de trabajadores, que reclamaban la jornada laboral de ocho horas, se plantaba delante del palacio consistorial para hacer frente a sus amos, y lo hacían donde más daño les hacía. «Las casas modernistas no se construyen solas», remachaba el contingenteante la atenta mirada de una impertérrita Casa Navàs. En su interior, desde el balcón, Lluís Domènech i Montaner mostraba su estupefacción, removiendo su bigote.

Eduardo Dato presidía el Consejo de Ministros, Alfonso XIII reinaba en España y se conmemoraba el vigésimonoveno aniversario de la revuelta de Haymarket, en Chicago. En el Vapor Nuevo, se acababa de decretar un cierre patronal y se habían despedido centenares de trabajadores. ¿«Por qué hay gente vestida de esta manera»?, se preguntaba Amàlia, una joven que se había acercado a la ciudad para hacer una pequeña excursión con su pareja. Sin requerir la ayuda de Doc Brown, la capital del Baix Camp había vuelto a tiempos pretéritos, a su pasado más esplendoroso: el afloramiento del Reus modernista.

Era 1915. Acababa de estallar la Gran Guerra. «El precio de la subsistencia se ha disparado mientras nuestros jornales siguen siendo los mismos», denunciaban a los trabajadores en su mitin. «Nada ha cambiado; casi, casi que estamos viviendo lo mismo», respondía uno de sus oyentes, quienes vivía en el 2023. «Todos a trabajar, grupo de zánganos,» respondía la antepasada de una de las actuales ediles municipales.

La fiesta modernista Reus 1900 permitió a los ciudadanos experimentar como era la vida en la capital del Baix Camp con la entrada en el siglo XX. Fue una época de prosperidad, con el alzamiento de edificios como la Casa Navàs, la Casa Gasull o el Instituto Pere Mata, pero también de revueltas sociales, con unos obreros que habían tenido bastante de las cargas laborales a que se veían sometidos. Los curiosos que este fin de semana decidieron acercarse al núcleo histórico no sólo fueron testigosdel desarrollo de una película a tiempo real –el representante de la Asociación Cultural Mandrilia, Xavier Mèlich, ya había adelantado que la plaza se convertiría en una especie de gran plató de cine–, sino que pudieron participar y ser claves en el transcurso de los acontecimientos. Aparte de estar invitados a vestirse de época, se organizaron talleres de escritura con pluma, de vitrales modernistas, de cerámica, de picapedrero, de armas; se bailaron sardanas; se hicieron castillos. Pasado y presente convivían en un mismo espacio; teléfonos móviles y cámaras digitales inmortalizaban carruajes tradicionales y trabajos manuales.

La codirectora de Reus 1900. Festa modernista , Sílvia Sagalà, expresa que la respuesta de la ciudadanía ha estado «mucho mejor» de lo que se esperaba. La organización calcula que Reus ha reunido a unos 10.000 visitantes sólo teniendo en cuenta las actividades de la celebración. «La voluntad es que este año sea el primero de una iniciativa que ha venido para quedarse», concluye Sagalà.

tracking