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Judicial

El juez archiva una denuncia por el incendio en el bloque de Vidal i Barraquer de Reus

Considera que no hay «indicios de criminalidad», pero el demandante ha presentado un recurso

Imatge de l'estat de l'interior del número 47 de l'avinguda Vidal i Barraquer el passat mes de març.

El juez archiva una denuncia por el incendio en el bloque de Vidal i Barraquer de ReusSergi Peralta

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Victòria Gigante y Luis Garrido son dos de las personas que se tuvieron que marchar de casa por el incendio que quemó en el número 47 de la avenida de Vidal i Barraquer el pasado enero. Herido crítico en el fuego, Garrido se puso en contacto con un abogado para presentar una demanda contra el presunto autor de los hechos, sin embargo, tal como le ha comunicado el letrado, el juez ha decidido archivar la causa al dictaminar que no hay «indicios de criminalidad». Ya ha presentado recurso, a la espera de saber si se acepta a trámite. «No puede ser que le hayan desgraciado la vida a Luis, que psicológicamente está destrozado, y que el otro hombre salga airoso», expresa su pareja, Victòria Gigante.

Al marcharse del bloque, igual que sus vecinos, se alojaron en el Hotel Gaudí. Estuvieron hasta el 30 de marzo, pero no pueden volver a su antiguo domicilio. Gigante detalló a Diari Més en aquel momento que no estaban teniendo fortuna en la búsqueda de un piso porque todas las agencias inmobiliarias les pedían un «seguro de impago», una condición que no podían cumplir. También habían rechazado trasladarse a la Fonda Suïssa porque no se ajustaba a las necesidades de Garrido, que, por ejemplo, era incapaz de subir escaleras.

Superada la fecha, la pareja no tuvo otra opción que separarse: consiguió que un amigo alquilara una habitación para Garrido y Gigante se trasladó a casa de su madre, donde continúa a día de git. En materia de vivienda, los dos intentan ser optimistas. Tienen cita a principios de julio con la oficina municipal para ver si pueden acceder a un piso de protección oficial.

Con todo, Gigante señala que la situación sigue siendo «muy dura», en especial, para Garrido, que tiene que recibir asistencia psicológica y psiquiátrica y que va a recoger la comida al Centro Social El Roser. No le ayuda el hecho de haberse quedado sin ingresos, ya que se le ha acabado el subsidio y no ha recibido la llamada de la empresa donde está fijo discontinuo, a pesar del inicio de la temporada estival –hoy tiene una reunión con Comisiones Obreras para intentar resolver el asunto–. Tampoco, sufrir problemas pulmonares severos ni la muerte de su padre, en abril. «No se puede archivar este caso, nunca en la vida, y menos cuando hay una persona que ha quedado como él», concluye Gigante.

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