El proyecto del escenario del parque de Sant Jordi de Reus estará listo en octubre

Los reusenses tendrán que esperar un poco más para ver el espacio escénico permanente del parque de Sant Jordi. El Ayuntamiento ha aceptado prorrogar el plazo de redacción de los proyectos básico y ejecutivo hasta finales de octubre, «fruto del seguimiento, la información y el trabajo interno» llevados a cabo con el adjudicatario. El contrato, que también incluye el estudio de seguridad y salud y la posterior dirección de obras, se adjudicó a Josep Maria Toldrà por 19.965,00 euros (IVA incluido). El plazo de ejecución para la redacción de los documentos era de tres meses desde el día siguiente de la formalización, de manera que tenían que estar listos a mediados de junio.

El Ayuntamiento adjudicó el contrato al arquitecto al considerar que se trataba de la mejor oferta por lo que hacía a criterios económicos y de experiencia en redacción de proyectos y dirección de obras en los últimos diez años. En concreto, se valoró positivamente el hecho de haber redactado documentos aplicados al espacio público.

Este proyecto prevé la implantación de un espacio escénico permanente en la plaza Anton Borrell, en el parque de Sant Jordi. Teniendo en cuenta las directrices municipales, se busca construir un proyecto multidisciplinar donde puedan tener lugar un amplio abanico de manifestaciones artísticas, incluidas la música, la danza, el teatro, el cine y el circo. El nuevo equipamiento tiene que permitir que las actividades que actualmente se llevan a cabo, como conciertos, carpas de circo o teatralizaciones de la llegada de los Reyes, sigan teniendo lugar, así como tiene que potenciar acciones culturales, como representaciones de final de curso o actuaciones de amateurs. Se plantea como un nuevo espacio de relación urbano, que invite y genere oportunidades a la ciudadanía y permita acoger cultura los 365 días del año. El Ayuntamiento remarca que el área tiene que seguir siendo un parque y no un auditorio; tiene que ser un ágora de encuentro lo más natural posible.

Asimismo, el equipamiento tiene que contar con una dotación mínima de servicios que incluya lavabos públicos, dos camerinos y un pequeño almacén, y tiene que poder cerrarse ante ciertos acontecimientos programados, pero sin que eso impida las permeabilidades transversales y que, en la medida del posible, afecte mínimamente el tráfico de los peatones en sentido longitudinal. También se estudiará generar un umbráculo de gran capacidad que actúe como refugio climático.