Vecinal
Denuncian el ruido de la plaza de les Basses de Reus cuando cierran las terrazas
Vecinos y restauradores explican que, cuando se retiran mesas y sillas, hay gente que va a la plaza a hacer botellón y continuar la fiesta
Los vecinos de la plaza de les Basses y de las calles de la Galera y de Pubill Oriol están hartos del ruido de que se escucha bien entrada la madrugada. «Prou soroll, volem dormir!», se lee en una pancarta colgada de un balcón en la plaza de les Basses, el lugar que residentes y restauradores apuntan como el más problemático. Las desavenencias no residen únicamente en la difícil convivencia entre las terrazas y el derecho al descanso, sino que la verdadera pesadilla empieza una vez mesas y sillas son retiradas de la vía pública, sobre todo, los fines de semana de verano.
El presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería (AEH) de Reus, Víctor Perales, comenta que, los viernes y sábados, las terrazas cierran a las 2 horas, mientras que los establecimientos continúan abiertos hasta las 3 h. Esto provoca que haya gente que se quede «en la calle» haciendo alboroto, que se acostumbra a concentrar en la placita entre la calle de Pubill Oriol y el callejón de les Basses, delante de Can Llesques, o en la plaza de les Basses. Al ser este un espacio con bancos, «va a sentarse gente que ya no dejamos entrar a los locales y acaba bebiendo allí», comenta.
Incluso, Perales, quien también rige el Flaps, en la calle de Pubill Oriol, señala que ha visto personas bañándose y lavando ropa en la fuente del monumento de las Bugaderes. «Es una plaza que está medio cerrada, que no les ve mucha gente, y el único establecimiento que hay acostumbra a cerrar muy pronto. Es terrorífico», expresa Perales. «Si quieres hacer fiesta, hazla en casa, donde además tendrás aire acondicionado, no hay que estar en medio de la calle a las 3 de la mañana», expresa Joan, un vecino de la zona.
En la plaza de les Basses, el único restaurante que hay es El Racó de JP. Su encargada, Sílvia Prats, detalla que, si bien alguna vez ha recibido las quejas de algún vecino por el ruido de la terraza, son «días puntuales» porque «no hay ni música ni gritos» y, en general, la clientela responde al perfil de adultos mayores de 30 años, no «gente joven de cubateo».
En su caso, explica que acostumbra a recoger la terraza hacia las 1.30 h. los viernes y sábados de verano y que, si un cliente está gritando, le advierte «porque soy la primera a quien no le gustaría que la molestara». Lo mismo se aplica en el Flaps, donde Perales dice a las personas que estén consumiendo en la vía pública «que piensen en el descanso de los vecinos». «La situación es diferente cuando hemos cerrado y la gente se queda por allí haciendo botellón», comenta el presidente de la AEH Reus. Prats añade que una vecina le ha dicho que en los bancos de la plaza de les Basses «se acumula gente consumiendo alcohol y droga».
Por todo ello, Perales considera que sería una buena opción reforzar la presencia policial por la zona para poner fin al incivismo nocturno. También cree que la gente se anima a hacer ruido en las Bugaderes porque, al cerrar El Racó de JP, «la plaza se queda para ellos solos». Por su parte, Joan ha pensado pedir, alguna vez, «que cierren la plaza» a medianoche, pero no cree que sea una propuesta viable porque dificultaría el acceso a los vehículos de emergencia. Tampoco le parecería mala idea retirar directamente los bancos.
Ante este escenario, algunos vecinos sienten que se les está queriendo alejar del núcleo histórico. Por eso, han contactado con un grupo de residentes del barrio de Santa Anna, que empezó una campaña de concienciación de la necesidad de descansar bien, para plantear la posibilidad de conformar una plataforma vecinal conjunta que ejerza presión para reclamar soluciones.