Diari Més

LIMPIEZA

Negocios de las calles Casals y de Vilar de Reus piden un refuerzo de la limpieza

Los establecimientos denuncian el funcionamiento del servicio, las dificultades para tirar la basura y el incivismo de dueños de perros

Tram del carrer Casals, a tocar de la placeta dels Argenters, amb líquid regalimant.

Negocios de las calles Casals y de Vilar de Reus piden un refuerzo de la limpiezaGerard Martí

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«Eso es insalubre». De esta manera define la propietaria del restaurante La Giberga, Rosa Maria Martí, el estado de las calles Casals y de Vilar. En concreto, considera que el servicio de limpieza es deficiente. Junto con el incivismo de algunos amosde perros y las dificultades que se encuentran a los vecinos para tirar la basura, eso provoca que la peste impregne las calles y que proliferen ratas, cucarachas y pulgas. «Son calles que se tienen que limpiar como cualquier otro, pero que se limpian diez veces menos», lamenta Martí, que, este año, ha decidido no poner terraza a pesar del «perjuicio» económico que supone.

La restauradora explica que, si bien los camiones de la limpieza pasan diariamente por la calle de Vilar, al llegar a la calle Casals, acostumbran a girar dirección a la calle de Santa Anna. En consecuencia, es poco frecuente que se paren en el tramo de la calle Casals que conecta con la placita de los Tesorers, justo donde hay un ventanal, una puerta lateral y los cubos de la basurade La Giberga. Además, en este lugar, a veces hay coches aparcados. A causa de su presencia, según relata Martí, si se envía una brigada de limpieza, la maquinaria no puede entrar en el callejón. La responsable de Belleza Maria, Sílvia Peña, tampoco está conforme con el servicio de limpieza. Comenta que cada mañana pasa un camión a rozar el centro de la calle de Vilar, «pero lo que se tienen que limpiar son las aceras», considera, añadiendo que «barrer, no se barre».

Con todo, Martí apunta que el verdadero quebradero de cabeza surge de «la poca decencia y el poco civismo» de algunos propietarios de perros, que no sólo no se preocupan por diluir las micciones de los animales de compañía, sino que los dejan hacer las necesidades en cualquier lugar. «La calle Casals es uno pixòdrom y, cuando toca el sol, hace una peste que no se puede aguantar», expresa. Peña añade que el pipí se ha «comido» los bajos de algún comercio y que está corroyendo farolas y pilones. En todo, se le suma la falta de contenedores fijos al centro de la ciudad. Los vecinos sólo pueden bajar la basura de 19 a 23 horas, a la placita de los Tesorers. Si no quieren esperar en esta franja, se tienen que trasladar a la calle de la Selva del Camp o al de Joan Rofes Miret, teniendo que atravesar el arrabal de Santa Anna. Además, una papelera en la calle Casals no se puede utilizar al haber quedado detrás de una valla de obra.

Anteeste escenario, Peña y Martí han visto que algunos ciudadanos aprovechan los cubos de la basurade los establecimientos para tirar los desperdicios, sea dentro o al lado. «Entre la basuray el pipí, se acumula todo», comenta Martí. Por eso, desde un tercer establecimiento se pide que haya más contenedores y papeleras. «Si aparte de pagar la tasa tengo que organizar mi horario para tirar la basura, no me extraña que haya gente que acabe dejando las bolsasen medio de la calle», se comenta.

Por todo ello, Martí, Peña y el tercer negocio coinciden en expresar que quieren más presencia policial para sancionar a la gente que deje la basura en la calle o que no se ocupe de las necesidades de sus perros. «Es vergonzoso que venga gente de fuera, que está enamorada de Reus, y que me diga que la única pega es que está muy sucia», concluyeMartí.

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