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Tradición

Las vermuterías constatan el auge del licor como nuevo atractivo de Reus

Las vermuterías detallan que el tradicional lictor ya es uno de los principales atractivos de Reus junto con el comercio y el modernismo

Un cambrer del Museu del Vermut, servint un got de la beguda.

Las vermuterías constatan el auge del licor como nuevo atractivo de ReusAlejandro Navarro

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El verano no ha cumplido las expectativas de los restauradores. La primera quincena de agosto permitió remontar y maquillar los resultados después de un julio flojo en comparación con las esperanzas, magnificadas por una primavera espectacular y el recuerdo de un 2022 en el que la euforia para salir de casa se apoderó de la población. Con todo, hay un producto que, vinculado con la restauración y el turismo, ha aguantado el golpe y, de hecho, lo ha hecho estoicamente: el vermut de Reus.

«Para nosotros, el verano está siendo muy similar al anterior», afirma el gerente de Vermuts Rofes, Salvador Rofes. También se continúa «en la misma línea» en el Museu del Vermut. «Tiene que haber varios motivos para que digamos lo contrario a lo que dice la mayoría, y uno de ellos es que la gente tiene ganas de probar un buen vermut de Reus y busca los mejores lugares para tomarlo», expresa su director, Joan Tàpias.

El representante del Museu del Vermut detalla que, este verano, entre semana –cuando se trabaja más–, entre un 60 y un 70% de la clientela es de origen extranjero y creo que casi el 100% de ellos prueba el vermut». Asimismo, ha visto que las personas que visitan la Costa Daurada «reservan un día para venir a Reus».

Eso hace que tenga que comprar más licor tradicional que de costumbre. Tàpias calcula que, por término medio, adquieren unos 120 litros de vermut Corion de tirador y unos 45 litros más en botellas de 75 centilitros, uno de los souvenirs predilectos de los viajeros. Rofes detalla que también se está consiguiendo «más» que la gente, cuando va al establecimiento, después de hacer el vermut, se quede a comer. Apunta que, en cierta parte, eso se debe al hecho de que la clientela ha evolucionado.

Hace una década, los turistas «venían a comprar», pero, ahora, el modernismo y la típica bebida alcohólica se han convertido en dos emblemas de Reus que han superado las fronteras de la ciudad e, incluso, del Estado, gracias a su promoción exterior. «Cuando abrimos, al vermut le decían Martini. Ahora saben que el Martini es un vermut, pero que no todos los vermuts son Martini, y que en Reus tenemos una larga tradición con el licor. Cada vez los visitantes son más conocedores del tema y vienen más informados», comenta. Idéntica impresión tiene Tàpias. «Extranjero que pisa Reus, extranjero que viene a hacer el vermut», relata.

Incluso, tanto en el Museu del Vermut como en Vermuts Rofes han conseguido fidelizar clientes de fuera. «Me he encontrado con gente que está una semana en Cambrils y que viene tres o cuatro días a comer, y personas que, cuando piden el café, aprovechan para reservar para el día siguiente», recuerda Tàpias. «Tenemos turistas que vuelven a visitar la Costa Daurada y que vienen de nuevo a hacer el vermut», añade Rofes. «Parece que cada vez vamos a más», remata Tàpias.

El vermut de la casa

Cuando un nuevo cliente entra por la puerta de sus establecimientos y quiere probar un vermut, Tàpias y Rofes acostumbran a ofrecerles el de la casa. «Para iniciarte en el mundo del vermut, siempre decimos que se tiene que empezar por el de Reus: no es muy fuerte, es fácil de beber, tiene toques dulces y cítricos, entra muy y muy fresco... Le acaba gustando a todo el mundo», reconoce el director del Museu del Vermut. «Son vermuts muy tradicionales, como se han hecho siempre, respetando los procesos de elaboración, muy aromáticos. Cuando la gente los prueba, reconoce la calidad de los vermuts que tenemos en la zona. La experiencia nos avala», concluye el gerente de Vermuts Rofes.

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