Misericordia
Les Misericòrdies, Mises, Coris y Coies se reencuentran un año más en Reus
Mañana se celebra el encuentro anual en el Ayuntamiento
Más allá de la devoción a la patrona, el estallido festivo del Séquito y la juerga de los conciertos y verbenas, las fiestas son un momento de reencuentro para todas las Misericòrdies de Reus. Aunque es un nombre en desuso, todas las Coris, Coies, Mises y Misericòrdies llevan con honor y orgullo su nombre y lo hacen notar especialmente estos días.
Uno de los días más especial, con el permiso del 25 de septiembre, será justamente mañana, cuando se celebre la 29.ª edición del Encuentro de Misericòrdies en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, a las 8 de la noche. La alcaldesa, Sandra Guaita, así como diferentes concejales recibirán a todas las Misericòrdies de la ciudad y se harán la tradicional fotografía de familia.
Esta es la cita «oficial» que tienen las Misericòrdies, pero no es la única y es que el Grupo Cultural de Misericòrdies de Reus organiza cada año varias actividades coincidiendo con las fiestas. El sábado, a las 10 y media de la mañana, harán la tradicional ofrenda floral en la mayólica de la Virgen de Misericòrdiaen el exterior de la parroquia de Sant Joan. El día siguiente, víspera de la patrona, participarán en uno de los momentos más especiales de la fiesta: el Rosario de Antorchas. Y es que las Misericòrdies son las portadoras del estandarte que encabeza la comitiva que baja desde la plaza de la Pastoreta hasta el Santuario, por el paseo, a la luz de centenares de farolillos. Por descontado, no faltarán el día 25 a los actos al Santuario y serán muchas las que estarán en primera fila disfrutando del baile solemne corto que la Àliga ofrece a la Virgen.
Su última cita será el domingo 1 de octubre, a partir de las 9 de la mañana, con el Desayuno de las Misericòrdies en la Boca de la Mina. El año pasado impulsaron este acto, en el que las Misericòrdies invitan a todo el mundo a que se acerque a las bebidas (agua, vino, cerveza y refrescos), los anises y el bolado, siguiendo la antigua tradición de las abuelas reusenses de llevar a los niños a desayunar o merendar en este paraje. La buena acogida que recibieron el año pasado ya la ha convertido en un nuevo acto del que disfrutar una vez pasados los días centrales, perfecto para despedirse de la fiesta.