Joan Reig: «Me he quitado el miedo y me siento muy a gusto en el escenario, miro a los ojos de la gente»

Llegas al final de la gira de 'Bagatzem'. ¿Qué balance haces?

Era una gira complicada, porque hemos priorizado teatros, queríamos una caja negra para que el público estuviera al acecho de lo que pasa en el escenario. Como hay poesía y canciones, hace falta un poco de concentración por parte del espectador. Eso ha hecho que quizás no hayamos trabajado tanto como nos hubiera gustado, pero estamos contentos, hace dos años que lo estamos rodando».

¿Y personalmente?

Estoy muy contento, me siento muy a gusto en el escenario. Me daba un poco de miedo, porque tenía que recitar, pero poco a poco me he ido encontrando. Siempre me ha gustado hacer teatro... El texto a veces es duro, y veo cómo la gente se va emocionando a medida que avanza el recital. Eso, como intérprete, es muy satisfactorio. En otras cosas que hago en la vida, toco, la gente baila, y ya está. Eso es como un punto más, como tocar el alma. Y con los cuatro músicos que somos, Sergi Esteve, Txabi Ábrego y Sergi Carós y yo, hemos conseguido una comunión muy chula.

Con estos conciertos sales de detrás de la batería y pasas a primera línea. ¿Necesitabas hacer escuchar tu voz?

«Ya lo había hecho antes, con Refugi ya era un poco eso. Lo que pasa es que con ellos hacíamos versiones de la canción catalana, así que el material ya era de categoría. Después hice un primer disco donde me puse al frente como cantante, pero era de Rock&roll, y la gente podía bailar. Ahora, me he quitado bastante el miedo. Miro a los ojos de la gente y me pongo a recitar.

Me imagino que cuando las canciones pasan del papel al escenario hacen su propio recorrido. ¿Cuál te ha sorprendido o ha tomado un camino que no te esperabas?

«Es verdad que las canciones crecen. Me pasa con una cosa con Corvus, que no es de Bagatzem, pero la hacemos porque entra en la temática. Con Els Pets la canta Lluís, pero ahora, al hacerla yo, la interpretación es diferente. A veces tengo que hacer esfuerzos para no emocionarme, y me parece que eso, la gente, lo ve».

Cuando presentaste 'Bagatzem' explicaste que necesitabas hacer introspección y quitar la rabia. ¿Ya está hecho?

«Me he quitado aquellos dolores, pero en la vida siempre hay. Cuando escribo, acostumbro a recurrir, como válvula de escape para el alma. A veces me pregunto por qué no escribo sobre otras cosas, pero es que no me motivan. Me gustaría escribir como Joan Miquel Oliver o Sisa, crear estos mundos tan bonitos, pero lo he probado y no soy yo, no soy creíble. También es terapéutico, y me he dado cuenta de que ayudo a la gente, y eso me satisface. Pero intentaré que, si hago otro disco en solitario, haya más canciones que, si no están alegres, lo estén al menos un poco».

¿Cómo será el concierto de despedida en el Bartrina?

Haremos Bagatzem todo entero, con alguna otra canción de Dylan, Els Pets... Al final, acabo recitando una canción dedicada a mi madre, que murió hace unos años. A partir de aquí, vienen los bises. Yo siempre hago la broma diciendo que en la salida hay un par de psicólogos, por si alguien se quiere cortar las venas, así que acabamos bailando un poco y con tres invitados: Meritxell Cucurella-Jorba, Meritxell Gené y Jordi Gasion, El Fill del Mestre».

Eso de despedirse de un disco no debe ser fácil. ¿Cómo decides que ha llegado la hora?

«Porque ya tenemos ganas de hacer cosas nuevas. Pero no es del todo, si alguien todavía está interesado en que hagamosBagatzem, nos lo puede pedir. Es como aquel hijo que hace dieciocho años y se marcha, pero todavía viene por casa de vez en cuando».

Este diciembre también os despedís, con Els Pets, del disco 1963 . Quin fart de dir adeu.

«Sí, y el año que viene no trabajaremos. Eso lo hacíamos mucho en los 90, trabajábamos mucho y después hacíamos un año sabático. Estamos preparando cosas para el 25, pero no sé si lo puedo decir... me parece que no, Lluís me mata».