Ejecutado el primer proyecto de los Presupuestos Participativos de Reus del 2022

El primero de los proyectos propuestos por la ciudadanía en la última edición de los Presupuestos Participativos ya es una realidad. Se trata de la instalación de una barandilla de protección delante de la Escuela Prat de la Riba, en la avenida homónima, «para que cuando los más pequeños salgan, no haya el riesgo que significa la circulación de vehículos», en palabras de la concejala de Buen Gobierno, Transparencia y Participación, Montserrat Flores.

El edil destaca que la iniciativa se ha podido ejecutar «en tres meses» por la simplicidad de aplicación y el rápida entendimiento con la comunidad educativa. Las otras ganadoras de la convocatoria del 2022 están «en proceso». Flores explica que, al acabar la fase de votación, se mantuvo una reunión inicial entre los propositivos de las ideas escogidas y los equipos técnicos «para que puedan decir exactamente en qué pensaban y que los responsables puedan hacer preguntas para ir esbozando el proyecto que dará respuesta». Las primeras líneas maestras correspondientes a cada sugerencia se han ido dibujando entre el verano y el otoño.

A principios del 2024, habrá un segundo encuentro para presentar el borrador y saber si se está yendo en la dirección correcta. Según la complejidad de la propuesta, la siguiente fase será licitar la redacción del proyecto y, posteriormente, la ejecución de las obras. En esta línea, la concejala Flores apunta que las iniciativas surgidas de los Presupuestos Participativos tienen «una especificidad» y es que tienen que responder, exactamente, a la necesidad que manifestó la ciudadanía, de forma que las reuniones son clave para llevar a cabo la idea deseada.

Una convocatoria en el mandato

El edil también confirma que sólo está prevista una edición de los Presupuestos Participativos para el mandato 2023-27, tal como avanzó Diari Més en la edición del 1 de septiembre. A falta de definir el calendario –no será el 2024– y la dotación presupuestaria, explicó que se ha optado por «oxigenar» las convocatorias para tener tiempo de efectuar las diferentes fases que requieren –incluidas las reuniones con los propositivos-, prevenir que se encabalguen excesivamente los proyectos y evitar «el agotamiento participativo».