Educación
Alcanzar el éxito más allá del horario
Los espacios de aprendizaje ofrecen un apoyo académico al alumnado una vez ha concluido la jornada lectiva habitual
Una chica, recién llegada a Reus, empezó a asistir a los espacios de aprendizaje en tercero de ESO. Provenía de una familia académica, pero no dominaba el idioma; era versada en matemáticas, pero no era capaz de entender qué se le pedía en los enunciados. Su esfuerzo participando en las clases de apoyo se vio traducido en mejores resultados académicos. Actualmente, ya hace primero de Bachillerato. «No me habría imaginado hacer Bachillerato sin este soporte», expresó Regina Gairal, miembro del grupo de investigación Impacto Social y Educación (IMSE) y profesora del Departamento de Pedagogía de la URV.
Los espacios de aprendizaje son un proyecto del IMSE, la asociación gitana de mujeres Drom Kotar Mestipen y el Plan Educativo de Entorno del Ayuntamiento, impulsado desde hace tres años, que pretende asegurar que los estudiantes de ESO puedan seguir avanzando académicamente, a pesar de encontrarse en situaciones de vulnerabilidad. Dos días a la semana, acabada la jornada lectiva, una treintena de jóvenes –de un par de institutos y un Centro Residencial de Acción Educativa– vuelven a las aulas.
«Son alumnos que, en sus hogares, a pesar de tener apoyo hacia los estudios, se encuentran con el hecho de que los padres tienen barreras que dificultan poder ayudarles con las tareas académicas y, por eso, valoran que se pueda echar una mano para contribuir a su éxito educativo», explica Gairal, quien subraya que «los que llevan a cabo actividades académicas fuera del horario lectivo mejoran sus resultados» y «tienen más confianza hacia los estudios». Los criterios fijados para beneficiarse del programa son tener ganas de seguir estudiando y asistir al espacio de forma voluntaria.
Hacer los deberes, repasar los contenidos de los exámenes o transmitir dudas son tres de las acciones que pueden completar en estos puntos –que se desarrollan en el instituto o en un centro cívico–, si bien Gairal apunta que muchos de los estudiantes «vienen con los deberes hechos y con tareas concretas a preguntar». Además, se potencia el aprendizaje del catalán haciendo los comentarios en esta lengua, dado que algunos de los asistentes son de origen extranjero y el principal obstáculo con el que se tropiezan consigo es el idioma. Asimismo, los voluntarios les presentan cómo funciona la universidad y la posibilidad de acceder a becas. «Todos tenemos unas altas expectativas hacia este alumnado», remarca Gairal.
En la actualidad, unos quince voluntarios asesora a los jóvenes, entre el grupo de investigación, profesores universitarios, miembros de la comunidad y alumnos de los grados vinculados a la educación. Con todo, se siguen buscando más personas porque, así, «se podrían ampliar las plazas y más chicos podrían beneficiarse del espacio educativo», señala Gairal. Los interesados pueden ponerse en contacto con los impulsores a través de la dirección carme.garciay@urv.cat.