El Gabriel Ferrater de Reus, un año sin móviles en el aula

Con el debate sobre la tenencia de móviles por parte de los adolescentes en plena efervescencia, el Instituto Gabriel Ferrater i Soler está a punto de celebrar el primer aniversario desde que optó por alejar los dispositivos de telefonía de las aulas. La decisión fue todavía más drástica: su uso quedó prohibido en cualquier espacio del centro educativo, con la excepción que un docente decida utilizarlo como recurso pedagógico. Meses más tarde, la valoración no es sólo positiva, sino que la convivencia entre los estudiantes y su comportamiento «han mejorado».

«A la hora del patio, el alumnado juega, habla, socializa y se relaciona con su grupo de iguales, y eso consideramos que es muy positivo», valora la jefa de estudios del instituto, Laura Rodríguez, quien también señala que las familias se han alineado con la decisión «alertadas, también, de la actitud dependiente que sus hijos manifiestan en casa». Así lo constatan desde la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) del centro, donde afirman que «estamos contentos» y que «no hay ningún padre que se haya quejado». Explican que se consideró que sería «muy positivo» que, a la hora del patio, los jóvenes se relacionaran «en vez de estar con el móvil todo el rato».

Rodríguez ha detectado que, además, han disminuido los problemas vinculados con la pérdida o los daños de los móviles. Fue a principios del 2023 que la campaña En el centro, móviles invisibles empezó su periplo, con los objetivos de mejorar la convivencia, potenciar las relaciones sociales y cuidar la salud mental de los jóvenes. A pesar de la opinión favorable, la jefa de estudios apunta que habrá que seguir incidiendo en el alumnado de Bachillerato, «el que muestra más dependencia de los grupos de mensajería instantánea o de las redes sociales», y concluye que «para conseguir que el centro sea un espacio donde los móviles sean invisibles completamente, conviene que todo el claustro esté implicado».