Diari Més

Voluntariado

Del hospital a la hospitalidad

Cinco profesionales de la salud emprendieron un viaje a Gadiack (Senegal) para echar una mano al médico del pueblo

Tot i l’impacte inicial, Sánchez-Oro espera haver-se impregnat de la ‘teranga’ senegalesa.Cedida

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Realizar un voluntariado. Ésta fue la propuesta que se pronunció en una cena en el mes de febrero. «Yo vengo contigo», respondió la médica de familia Maribel Sánchez-Oro. Dicho y hecho. Cinco profesionales de la salud de Reus y Cambrils emprendieron el pasado octubre una aventura de dieciocho días por Gadiack, en Senegal, un poblado de unas 3.400 personas, a más de cien kilómetros de la capital, Dakar.

Iban a echar una mano a su hospital y al doctor Saliou. Querían ir cargadas de medicamentos, pero la ONG con la que gestionaron el viaje les recomendó que, primero, descubrieran cuál era la realidad del municipio por su propia cuenta. Llegaron al centro sanitario de noche. «Era muy sencillo, parecía que entrabas en el pasado», relata Sánchez-Oro.

Un equipamiento «básico y rudimentario», humedades en las paredes, una sala de partos con un par de colchones, una vieja camilla, ranas, gansos, gallinas y algún escarabajo paseándose por la consulta... El primer impacto fue « espectacular». No podía compararse con nada de su bagaje profesional. En Gadiack, la población debe pagar la visita al médico —sólo es gratuita para los primeros años de vida y para mayores de 65 años— y, en caso de no tener dinero suficiente, los facultativos fían. Si en la farmacia no existe la medicación recetada, deben desplazarse durante 40 o 50 minutos en carro para probar suerte en una localidad vecina.

Era habitual atender a familias para recetar suplementos a los niños cuando se les detectaban signos de desnutrición. También presenciaron un parto en el que «la madre, a las pocas horas, tomó al bebé hacia casa, caminando, sin ninguna manifestación de malestar, cansancio o dolor».

La adaptación, reconoce la médica de familia, fue «complicada». Aparte de tener que maniobrar con menos medios, se encontraron con un mes caluroso, con temperaturas que superaron los 30 grados y «un porcentaje de humedad muy alto». «Fue llevar físicamente, para acostumbrarte al calor y la comida, para estar sudando todo el día y tener que beber mucha agua, pero también lo fue emocionalmente, porque el impacto fue una barbaridad», recuerda.

Esperaba encontrar pobreza «y realmente es lo que nos encontramos», pero quedó marcada, sobre todo, por la actitud de la ciudadanía. «La gente es superagradecida y, con poco, vive contenta», expresa, añadiendo que esperaba haberse «impregnado» de la «teranga senegalesa», es decir, de su hospitalidad.

Sánchez-Oro está convencida de que, tarde o temprano, «volveremos», si bien, antes de lanzarse de nuevo a la aventura, preferiría tener definido un proyecto y viajar con un objetivo concreto, como podría ser vacunarse contra la hepatitis la población de una franja de edad determinada. «Ahora hemos visto cómo están, qué necesidades hay, y podemos volver con un proyecto y un objetivo concretos», concluye.

tracking