Entrevista
Lau Noah: «En cada canción somos dos músicos lo más cerca posible y mirándonos a los ojos»
La compositora reusense estrena A dos, haciendo dúos con músicos como Jorge Drexler, Salvador Sobral o Jacob Collier
Te marchaste a Nueva York hace diez años. ¿Cómo es volver a Reus?
«Eso de no estar nunca en ningún sitio más de dos semanas a causa de las giras empieza a formar parte de mi vida. Pero volver a Reus con mi familia quiere decir tener, por primera vez, alguien que se cuida de mí, después de tantos años cuidando de mí misma».
Explicas que en tu trabajo A dos has podido hacer dúos con tus músicos preferidos de todo el planeta. ¿Cómo lo has hecho posible?
«Pues fue bastante más precario de lo que puede parecer. Escribí las canciones y, cuando las tuve, pensé que sería increíble cantarlas con estas personas. En el año 2020 publiqué vídeos míos en las redes, y toda esta gente me había visto tocando. No envié ningún mensaje a nadie que no me conociera, aunque hiciera poco que nos conociéramos. Después, pienso que mi música tiene bastante calidad para que a ellos les valiera la pena».
Con todos hay una conexión enorme.
«El foco del disco es esta conexión, la de dos músicos cantando lo más cerca posible el uno del otro, en directo, y mirándose a los ojos. Tenía que tener esta conexión, la música no era suficiente».
También aseguras que tenía que ser un puente entre tus dos mundos. ¿Cuáles son?
«Para mí era importante hacer un disco mitad en castellano y mitad en inglés, para unir los dos mundos que me han hecho ser quien soy. Me trasladé a Nueva York a los 19 años y estuve 10, de los 20 en los 30. Esta es una edad muy importante en la vida de una persona. Además, vivir allí es tan intenso, que tengo la sensación que he pasado media vida. Por eso escogí músicos que estuvieran en el punto más álgido de la música hispanohablante y anglosajona».
Imagino que, cuando te pones a cantar con alguno de estos artistas, tus canciones se van transformando...
«Sí, un buen ejemplo es Libertad, que grabé con Jorge Drexler. Él tenía un par de horas un día de junio entre giras, antes de coger un avión hacia Guatemala. Yo la había escrito mucho más rápida de cómo es ahora, pero el hecho de que Jorge se lo tuviera que aprender al momento hizo que la disminuyéramos muchísimo de tempo. Y acabó siendo una balada larga, intensa y mucho más lánguida. Además, yo tenía la idea de hacer armonías, pero él me propuso cantarla juntos. Y como se grabó tan lenta, al final acabé incorporando un cuarteto de cuerda, hecho que tampoco estaba previsto».
Cuando compones, ¿sabes a dónde quieres ir?
«Depende. En canciones como las de este disco puede salir de una melodía, de una palabra... Y las piezas un poco más complejas requieren un proceso con más conciencia. Pero la mayor parte a veces salen de repente, como un resfriado o un enamoramiento».
Has sido telonera de Ben Folds. ¿Cómo te llegó la propuesta y cómo lo has vivido?
«Todo fue porque sus promotores vieron un concierto donde hacía de telonera, que se acabó con el público ovacionándome de pie. Me propusieron abrir sus conciertos en una gira por Gran Bretaña y Europa, y fue impresionante tocar en auditorios con tres, cuatro o cinco mil personas, o en el Royal Albert Hall. Pero a la mitad de la gira se cancelaron los nueve conciertos de Europa. Como ya tenía los billetes comprados, hice una publicación en Instagram ofreciéndome para tocar, y en tres días até una gira de quince conciertos. Fue maravilloso, porque, además, la gente vino a verme sólo a mí».
En muy poco tiempo has conseguido un gran reconocimiento a escala internacional. ¿Qué crees que define tu carrera musical?
«Primero, una fe ferviente en que todo iría bien. Y eso no tiene nada que ver con la música, sino con el sentido general de la vida. Yo no me marché a Nueva York para hacer carrera musical, estuve mucho tiempo trabajando de canguro, de camarera, paseando perros... Pero encontré una comunidad de personas con el mismo fervor que el mío. Mi carrera ha sido fruto de la fe y de la conexión con gente afín, cosa que me faltaba aquí».