Cultura
Desgranando los secretos de la novela con Serra
El escritor Màrius Serra ha llevado a cabo un taller sobre el género literario «por antonomasia» en la Biblioteca Xavier Amorós
El crec del suelo en cada paso, cada movimiento, rompía el silencio. La Biblioteca Central Xavier Amorós guardaba la expiración. Unos elegidos estaban a punto de completar el apasionante reto que habían decidido afrontar. Una «aventura», diría su guía. Estaban embelesados, cautivados, escuchándolo, complaciéndose de su oratoria, su experiencia, sus anécdotas, su vida.
Ante una veintena de valientes, el escritor Màrius Serra llevó a cabo un taller de novela en Reus para desgranar y descubrir los secretos del género literario «por antonomasia». «Podríamos estar discutiendo horas y horas porque no tiene límites», expresó. Es la gran «potencia» de la prosa, sin embargo, también, su verdugo: Serra sólo tenía tres sesiones, 4 horas y 30 minutos.
La teoría —personajes, tiempo, narrador— de la primera clase fue mostrada en la práctica analizando La dona més pintada, la obra más reciente y «más reusense» de Serra. En la clausura, esperaba que los asistentes fueran los protagonistas. Y así fue. Tenían que elegir una novela que haya dejado huella en ellos.
«Aquella que diríais si alguien os para por la calle», ejemplarizaba el maestro. Los recuerdos de juventud florecieron. Mercè Rodoreda empezó el debate. «Empecé a ser lector en catalán gracias a Rodoreda», reconoció el escritor. Con una de las participantes se tropezó con La plaça del diamant como lectura obligatoria en la etapa estudiantil.
«¿Qué me encontraré aquí?», se preguntó con desgana. «La encontré tan preciosa que me marcó», añadió enseguida. «Me impresionó mucho», comentó una segunda persona, haciendo referencia a Mirall trencat. El siguiente nombre en ser pronunciado fue el de Umberto Eco. El nom de la rosa no fue escogido sólo una vez, sino, también, dos.
Antes de la despedida, era la hora de enfrentarse a la prueba de fuego: mirar a los ojos de la novela y proponerse empezar una. Los asistentes tenían que sugerir una idea que, anhelan, podría ocurrir un relato. Serra, a lo largo de las tres sesiones, tuvo que enfrentarse al particular desafío de «formalizar cosas que hacemos desde la práctica». «No lo acostumbro a hacer y ha sido un reto», reconocía. Por los rostros de los alumnos, parece que el profesor aprobó con nota.