Buscan variedades agrícolas autóctonas del entorno de Reus
Se quieren poner de relieve las especies locales por, en un futuro, poder crear un banco de entonces
El Col·lectiu Eixarcolant, con la colaboración de entidades como la Comunalitat Reus Sud y GEPEC-EdC, está prospectando las comarcas del Camp de Tarragona en la búsqueda de variedades agrícolas locales y plantas silvestres comestibles. El análisis se centrará en las comarcas del litoral, desde Vandellòs i l'Hospitalet de l'Infant hasta Bonastre, con la Sierra de Llaberia i Valls delimitando por el interior, aunque los primeros estudios se han llevado a cabo con Reus como epicentro y teniendo en cuenta los municipios que se encuentran a pocos kilómetros de distancia —Riudecanyes, Botarell, Maspujols, la Selva del Camp y Riudoms-.
El proyecto parte con la idea de «recuperar las variedades locales», se planteará configurar un banco de entonces y el objetivo final es «dar valor al pagesia y devolver la soberanía alimentaria a la población», explica Paula Llaurador, técnica del Col·lectiu Eixarcolant, quien subraya que una variedad local es «un conjunto de poblaciones de una especie vegetal cultivada ininterrumpidamente en una zona determinada las últimas décadas y adaptada de forma natural a las condiciones ambientales». En el territorio, cita como ejemplos el tomate del Benach y la judía del carall. En los primeros compases del proyecto, se han efectuado once entrevistas a informantes clave, «personas que han tenido una relación con la tierra y han podido conservar estas variedades». Con estas conversaciones, se quiere recoger material genético y anotar las características de las hortalizas que recuerden, tanto las que conserven como aquellas que se pueden haber perdido. Hasta 147 entradas se han registrado con las once entrevistas, aunque Llaurador matiza que se ha diferenciado la procedencia de cada elemento y, por ejemplo, el tomate del Benach cultivado en dos pueblos ha contabilizado como dos variedades.
Llaurador explica que las especies locales tienen «una variedad genética mayor» y eso las hace «más resistentes a variaciones climáticas y otros factores externos, como las plagas». Por otra parte, menciona que, en las últimas décadas, se han ido perdiendo ejemplares a raíz de la comercialización «de entonces más estandarizadas y, supuestamente, más productivas», porque el pagès «se tenía que ganar la vida y el mercado pedía más producción». En caso de perder las variedades locales, «seguiremos muy dependientes del mercado». «Si fuéramos capaces de devolver el valor que tienen a estas variedades locales, contribuiríamos al empoderamiento de la pagesia, que es el que está conservando el paisaje y el patrimonio local, y también al consumidor,» expresa la técnica de Eixarcolant.
El futuro banco de semillas del Camp de Tarragona permitirá «conservar y multiplicar semillas» y, más adelante, se querría «ponerlas a disposición de los productores para llevarlas al mercado». La primera fase de la prospección se alargará hasta en mayo o en junio y, durante el verano, se empezará a definir el banco de entonces. Asimismo, Llaurador destaca que, aparte de las entidades, «queremos contar con la colaboración de la gente del territorio y aportaciones voluntarias».