Cultura
Mir pintó el dibujo que se plasmaría en el mosaico de la entrada de la Casa Navàs de Reus
La dirección de Casa Navàs ha adquirido la obra original
La Casa Navàs tiene más de un siglo de historia, pero todavía se van resolviendo enigmas que parecían indescifrables. Los historiadores del arte Marta Saliné y Jordi March han descubierto que el paisajista Joaquim Mir, uno de los principales exponentes del postmodernismo, pintó el esbozo que acabaría plasmándose en el gran mosaico que preside la entrada en el edificio modernista.
«La Casa Navàs todavía tiene mucha vida y nos quedan muchas historias por descubrir», expresó su directora, Sílvia Sagalà, quién destacó que el hallazgo es un ejemplo «del virtuosismo del modernismo», dado que «en un espacio relativamente pequeño» trabajaron manos de la talla de Mir, Josep Pey —quién traspasó el dibujo a escala real— o el decorador de interiores Gaspar Homar.
El descubrimiento es fruto de una «historia de casualidad». Saliné estaba preparando una conferencia para el Congreso Internacional CoupDeFouet, dedicado entonces a Lluís Domènech y Montaner, basada en los engaños ópticos de su arquitectura, que se pueden constatar en el mosaico de la entrada de Casa Navàs.
En un momento de bloqueo creativo, buscando por internet, localizó un cuadro de Mir en una subasta de arte en Madrid —en qué sólo se especificaba que representaba un jardín— y se dio cuenta de que hacía referencia a la guapa del Mercadal. Se puso en contacto con el propietario, el coleccionista Ramon Gento, quien invitó a Saliné i March a ver la pieza. La dirección de Casa Navàs ha adquirido la obra original. Permanecerá expuesta unos días en el hall para disfrutar in situ; después, se trasladará al escaparate; y, en último término, será restaurada y guardada.
March explicó que el dibujo fecha de 1906, cuando Domènech i Montaner estaba en el proceso de construcción del Pabellón de los Distinguidos, del Institut Pere Mata. En aquella época, Mir hizo una estancia en el complejo para recuperarse de un accidente. «Puede ser que, en una visita de obras, Domènech y Montaner viera a Mir y lo reconociera o ya sabía que estaba allí y lo fue a buscar», comenta. «Le dio carta blanca», continúa, detallando que, probablemente, la única directriz del encargo fuera que representara un paisaje con perspectiva. Los expertos consideran que el jardín que se ve en el mosaico es «inventado», pero la falsa ventana que se abre invita a ver elementos típicos del Camp de Tarragona, como los almendros.