Fiesta
La Professó de Corpus cierra la fiesta en Reus
El Àliga de Reus fue la gran protagonista de la professó, acompañada de otros elementos festivos de la ciudad
Desde mucho antes del inicio de la Professó de Corpus, la plaza de Sant Pere estaba llena hasta los topes. En el espacio, el protagonismo se lo llevaba el Àliga, reluciente con su plumaje dorado y atrayente la atención de todas las cámaras y miradas.
Todo estaba a punto para empezar cuando, a las siete y media de la noche, las puertas de la Prioral se abrieron de par en par. Los asistentes se arramblaron, abriendo un pasillo al séquito religioso.
Este lo encabezaba la cruz procesional, seguido de representantes de las cofradías con los pendones y estandartes y los niños que celebraban la primera comunión.
Cuando todos estos salieron del edificio, el Àliga alzó el vuelo para hacer el baile solemne corto que daba el pistoletazo de salida a la professó, mientras la plaza se convertía en un mar de móviles que intentaban captar las mejores imágenes por, probablemente, ser publicadas a los perfiles de redes sociales de los reusenses.
Al finalizar el baile, los ciudadanos empezaron a aplaudir mientras sonaban las campanas de la Prioral, para después convertirse en uno sálvese quien pueda.
Algunos decidieron acompañar al séquito en su recorrido, mientras otros subían la calle Major para recolocarse en otros lugares por donde pasaba la professó y, los que tenían la suerte de vivir por el lado, sacaban la cabeza por el balcón para ver el espectáculo desde una posición privilegiada.
Otros elementos festivos también hicieron acto de presencia, como los enanos, que hacían saltitos alegremente y saludaban a todos los niños. Series de la Mulassa, con paso solemne y rítmico.
Detrás de esta, los gigantes bailaban al ritmo de las chirimías, dando giros como peonzas. Y, para cerrar la professó, el Àliga danzaba mientras el público lo animaba en todo momento.