Sociedad
Campesinos, química y turismo, destinados a entenderse
Los tres actores del debate se instaron a buscar soluciones conjuntas a retos como, por ejemplo, la escasez de agua
¿Cómo es que hasta ahora no se había hecho este debate? Esta era la gran pregunta sin respuesta que, desde un inicio, planteó el presidente del Colegio de Periodistas de Cataluña en Tarragona, Esteve Giralt, quien asistía como observador y comentarista en directo del acto. Un debate, organizado por Unió de Pagesos y celebrado ayer en el Palau Bofarull de Reus, que buscaba conocer qué retos y, sobre todo, oportunidades hay en el Camp de Tarragona a través de tres de los principales sectores económicos de la demarcación: el campesinado, la industria química y el turismo.
«Y desde el inicio no ha sido buena. Nos hemos equivocado, todos», afirmó contundentemente Josep Z. Ferré, miembro de la Comisión Permanente Comarcal de Unió de Pagesos en el Baix Camp y representante de los agricultores en el debate, con la presencia irónica de la lluvia en el exterior del edificio.
El agua fue uno de los ejes del debate, entre otros, y Giralt puntualizó que «los tres sectores han sufrido mucho y han tenido sus retos, pero la diferencia es que hemos visto en dos que han conseguido sacar adelante y otro que constantemente se quedaba atrás». De estos sectores que consiguieron salir adelante, a pesar de pandemias, guerras internacionales y sequía, la representante del turismo, la presidenta de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de la demarcación de Tarragona (FEHT), Berta Cabré, trató de construir puentes con el campesinado: «Una cosa que siempre he admirado de los campesinos es que son personas entregadas en su trabajo, que lo aman, por lo tanto, tenemos mucho de aprender de ellos».
Por su parte, la directora gerente de la Asociación Empresarial Química de Tarragona (AEQT), Maria Mas, también alargó la mano a los campesinos: «Si nuestro sector puede hacer alguna cosa para ayudar, estaremos totalmente dispuestos». A la vez, Mas también defendió que la gestión del agua en general no ha sido la mejor, un punto en el que coincidieron el resto de interlocutores. «Es sorprendente que todavía estemos en medio de todo el tema de la regeneradora de agua de la depuradora de Reus», exclamó por su parte el periodista.
No obstante, también se empezaron a tejer algunas posibles alianzas, por ejemplo, entre el turismo y la agricultura. «Si tenéis veinte millones de pernoctaciones, significa que tendréis veinte millones de desayunos, comidas y cenas. Allí es donde el campesinado tiene que estar, ofreciendo un producto de calidad y proximidad que es un valor por el sector turístico y un ingreso para el campesino», señaló Ferré, una idea que Berta Cabré abrazó. No obstante, el campesino tiró una advertencia: «Si realmente queremos conservar lo que nos queda, tenemos muy poco tiempo».
El debate finalizó, y por aquel momento la lluvia que caía sobre la ciudad de Reus ya había amainado, pero no la problemática que el campesinado acarrea. Minúsculos brotes verdes han empezado a florecer, pero que si no se cultivan a lo largo del tiempo, quedarán en ideas olvidadas con ningún tipo de impacto en el Camp de Tarragona. Veremos si, en un futuro no muy lejano, actos como este se repiten y convierten en hechos.
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