Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Reus
Sant Pere
Daniel Recasens: «Sant Pere es un momento suspendido en el tiempo donde, más allá de la fiesta, nos sentimos muy de Reus»
El concejal de Cultura asegura que la Fiesta Mayor da identidad a los reusenses y que ofrece a todo el mundo que la vive una propuesta de un «grandísimo valor patrimonial y de una elegancia difícil de encontrar»
¿Cómo se presenta la Fiesta Mayor?
Con muchas ganas. El fin de semana pasado tuvimos los primeros conciertos en la Llibertat y algunos actos previos y todos estuvieron muy llenos. Tenemos una ciudad que cada fin de semana –entre semana también– hierve. Hay un gentío y todos los proyectos que son de calle están llenísimos. Ahora, la Fiesta Mayor tiene un plus. Llama mucho al corazón, al reusenquismo y a los reencuentros.
El pasado sábado ya pudimos ver un primer estallido de fiesta con las celebraciones de los aniversarios de la Cucafera y del Bou.
Fue un fin de semana muy potente. Eran actos que tocaban a edades y públicos muy diferentes y todo el mundo se ha podido movilizar. La Cucafera celebra 10 años, que no es poca cosa. El Bou, por su parte, tiene un lugar central en la fiesta, pero fuera del Séquito. Y eso es muy interesante. A la celebración de estos aniversarios, hay que sumar que dimos el pistoletazo de salida a la exposición de los Guardadors de la Tronada y la exposición de fotografías de Laia Solanella, la cartelista de este año.
El cartel está teniendo una gran acogida.
Ha sido muy alabado por todo el mundo. Cada año, hay un deporte local que es comentar el cartel de Fiesta Mayor y creo que hacía mucho tiempo que no encontrábamos tanta unanimidad. Realmente, es muy bonito.
Mencionaba los conciertos en la Llibertat, se ha hecho una gran apuesta musical.
Tenemos un cartel musical muy potente y pensado para diferentes públicos, para facilitar que todo el mundo encuentre su momento. La música, por Fiesta Mayor, tiene dos ramas muy claras. Una es la de raíz más tradicional. Y la otra rama es la del ocio. Les entidades y colectivos llenan mucho la fiesta, con vermúes y conciertos. En el caso de Barraques, los acompañamos desde la administración para que sea una propuesta fuerte y potente. Este año, hemos añadido al programa una propuesta de música electrónica, Petra Dance Festival, a la noche del 28, porque creemos que es un espacio de la fiesta que no puede quedar huérfano. Y a todo eso, hay que sumar los conciertos vermú de los mediodías, los espectáculos familiares y las verbenas, que también hay para todo el mundo.
¿Aparte de Petra Fest, qué otras novedades se pueden encontrar en el programa?
Tenemos dos nuevas incorporaciones de bestiario festivo de raíz popular, pero que no tienen nada que ver con el Séquito, como son el Superadrac y Pere i la Lloba. Por lo tanto, se han construido unos espacios festivos donde ellos tengan también protagonismo. Hemos incorporado novedades con respecto a la accesibilidad y también tenemos, por primera vez merchandising de la fiesta editado por las entidades.
Se van dando pasos hacia una fiesta accesible.
Buscamos que la fiesta sea para todo el mundo y, por lo tanto, hay que encontrar espacios donde todo el mundo se sienta llamado, sin que las capacidades diversas no sean un problema que obliguen a que determinadas personas a quedarse en casa. El tramo tranquilo es un ensayo. Vamos evolucionándolo, porque siempre es mejorable, pero lo importante es tener un espacio donde el Séquito siga siendo Séquito, sin perder la esencia, y a la vez permitiendo que todo el mundo pueda estar. Por otra parte, tenemos en la Casa Rull el programa de fiestas en braille. Y con respecto a la movilidad reducida, disponen de espacios de plataformas elevadas en actos centrales.
¿Están trabajando en más medidas de cara a Misericòrdia o el Sant Pere de 2025?
Trabajamos siempre, pero no sólo en el caso de la Fiesta Mayor. Todos los proyectos culturales tienen que tener la mirada accesible, la mirada feminista, la mirada sostenible, la mirada pedagógica. Editar el programa en braille no se había hecho antes porque seguramente nunca se había puesto sobre la mesa y este es justamente el mensaje más importante. La accesibilidad tiene que estar en la agenda y hay que visibilizarla. El tramo tranquilo, más allá de la tarea que hace en sí, permite ver que las capacidades diversas son una realidad.
Enumeraba como una de las novedades, el merchandising editado por las entidades. ¿Cómo surgió esta idea?
Este año hemos empezado la Mesa de la Fiesta, que es un espacio de trabajo y de diálogo con las entidades para poder ir trabajando el modelo de fiesta. Uno de los temas que salió fue precisamente esta. Veremos cómo funciona. El caso es que es una propuesta interesante, no sólo por la entrada de ingresos, sino para ver como las entidades visten la fiesta a través del merchandising.
¿Qué otros resultados ha dado la Mesa de la Fiesta?
El protocolo en caso de lluvia. Teníamos uno no escrito, pero lo hemos querido trabajar más con las entidades. Hemos trabajado escenarios donde tenemos una previsión que la lluvia se detenga y eso nos permita esperarnos un rato. También hemos establecido mecanismos para reunirnos rápidamente y evaluar nivel de lluvia, peligros para los bailadores y portadores, etc. Sin embargo, nos tiene que quedar claro que si llueve, llueve. Los actos son cuando son y no se reprograman.
En los últimos Sant Pere, han ido programando actos para descentralizar la fiesta. ¿Qué acogida han tenido estas acciones?
Vamos buscando qué fórmulas nos permiten llevar la Fiesta Mayor más allá del Tomb de Ravals, pero haciéndolo de una manera natural. Queremos evitar que la Fiesta Mayor acabe haciendo una especie de turismo de barrios, ya que entonces sería artificial y falso. Este año, la bajada del Superadrac se ha hecho en la Boca de la Mina. Tenemos la exposición fotográfica de la Laia Solanellas en dos centros cívicos. Mas d'Iglesias acogerá actividades para los niños y la Noche de Marcha y ahora acabamos de inaugurar la versión temporal de la exposición Ara toca festa! en el CIMIR, mientras duran las obras del Museo de la plaza Llibertat. Y ya hace unos años que hacemos las madrugadas desde los barrios. La primera vez se hicieron fue un poco extraño, pero cada vez participan más entidades. Muchas de estas experiencias necesitan que se vayan consolidando. Pero somos tozudos y siguen estando. Ahora bien, lo que tenemos que tener muy claro es que la fiesta no entiende de centro y barrios y qué ciudadanos de Reus lo somos todos en igualdad.
¿Si tuviera que explicar qué es Sant Pere a alguien que no conoce la fiesta, qué les diría?
Para los reusenses, Sant Pere es muy especial porque nos lleva hacia donde estamos y hacia aquello que queremos ser y lo hace a través de lo que hemos sido desde hace muchos años. Nos da un punto identitario, pero reivindicándolo desde la fiesta. Sant Pere es un momento suspendido en el tiempo donde más allá de la fiesta nos sentimos muy de Reus. Y los de Reus somos muy chovinistas. Y, para los de fuera, Sant Pere es una fiesta muy vivida, con un ambiente festivo muy bestia. Puedes hacer muchas cosas a lo largo de todos los días. Además, tiene un grandísimo valor patrimonial y una elegancia difícil de encontrar. Sant Pere tiene una sonoridad y un paisaje imborrables que permite que gente de fuera viva la fiesta a máximos.
Todo el mundo tiene sus momentos de la fiesta. ¿Cuáles son los de Daniel Recasens?
Como concejal, todo Sant Pere es una sensación de orgullo. Son días muy intensos y, al mismo tiempo, muy agotadores. Poder estar en plaza, encendiendo la tronada es espectacular. Es un honor, un gozo. Y se tiene que decir que la Tronada son el momento en mayúsculas. Cuando el estallido final golpea delante del Ayuntamiento, es muy bestia. Como padre, tengo otro momento que también me emociona. Mís hijas han sido portadoras de los nanos, así que cuando veo a los niños y siento las grallas siempre me toca la fibra.