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El histórico bar de Reus que baja la persiana por falta de relevo

Después de más de 40 años el bar Victoria baja la persiana por jubilación

Manuel Vázquez Mirones, propietario del bar Victoria.Gerard Martí

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En la vida todo son etapas. Es una de las grandes verdades, ya que está la etapa de la infancia y la diversión, la juventud y las primeras responsabilidades como los estudios o la vida adulta y todo aquello que comporta y, en medio de todo, muchos capítulos diferentes. No obstante, una época que no tratamos normalmente, y no por eso es menos importante, es cuando llega el momento de la jubilación.

Cuando es hora de descansar, sentarse, mirar atrás y poder decir que el trabajo está hecho. Esta es una época que no pensamos hasta que se acerca y, uno de los que le ha tocado pensar es a Manuel Vázquez Mirones, propietario del bar Victoria situado en la calle Camí de Riudoms que levantará por última vez la persiana este viernes 5 de julio después de más de una cuarentena de años de servicio.

«Es una decisión que se toma después de muchos años trabajando. Es un trabajo que te exige implicarte mucho para poder sacarlo adelante y, como todo, acaba cansando», comenta Vázquez sobre los motivos personales que le llevan a poner punto final a esta etapa.

A la vez, también recuerda que «llevo desde los 13 años trabajando y a los 25 hice realidad mi ilusión que era tener un pequeño local, Victoria. Supongo que pocos pueden decir lo mismo». Por otro lado, Vázquez Mirones destaca que lo que más le ha gustado de su oficio es «el contacto con la gente».

«Algunos me dicen que cansa mucho tratar con las personas, pero siempre me ha gustado. Tampoco le puedes caer bien a todo el mundo y por aquí pasan miles de personas, pero para mí ha sido una suerte poder haber hecho tantos clientes y amigos que me han ayudado a tirar adelante», agradece.

No obstante, la voluntad de quien todavía es el propietario del local que puso en marcha con 25 años es que no se detenga: «Yo acabo, pero quizás el Victoria no acabará. Yo tengo pensado jubilarme, pero también tengo la ilusión de que alguien se anime y tome el relevo, aunque a día de hoy es muy complicado». Este es uno de los puntos en los que se centra Manuel Vázquez, porque considera que actualmente los emprendedores que quieren sacar adelante un bar lo tienen mucho más complicado.

«La situación es muy diferente. La presión que tenemos ahora con todo lo que es el papeleo. Nos dedicamos mucho más a lo que está fuera del trabajo, por decirlo de alguna manera, que en trabajar en sí mismo. No tan sólo tienes que ser bueno llevando un local, también te toca hacer de abogado o gestor depende del día», compara entre hace 40 años con ahora.

Por otro lado, Vázquez asegura con una carcajada que todavía no tiene la jubilación del todo planeada: «No sé qué haré, pero qué le vamos a hacer, en vez de cocinar aquí cocinaré en casa. Cuando llegue la hora ya me adaptaré, todavía quedan unos días de trabajo». Unos últimos días que están siendo muy especiales para él, ya que «gente que hacía tiempo que no venía, fuera porque había cambiado de trabajo o de residencia, cuando se han enterado de que cierro han venido a saludar y a tomar un café, y lo agradezco».

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