Energía
Agro-Reus tendrá la comunidad energética activa a finales de año, y en el sur se proyecta una nueva
Con la comunidad del sur, se querría que las entidades sociales decidan cómo revertir los beneficios
Fotografía del pasado junio del proceso de instalación de placas solares en el depósito de vehículos, en el polígono Agro-Reus.
Las comunidades energéticas son una forma de organización colectiva que permite reducir los costes energéticos, disminuir la dependencia respecto de las grandes compañías y mejorar la eficiencia energética de los inmuebles. En Reus, una colaboración públicoprivada permitirá al polígono Agro-Reus disponer de una de las comunidades energéticas más grandes del Estado.
En paralelo, la Comunalitat Reus Sud está trabajando para proyectar una nueva y de carácter vecinal, es decir, que sean las entidades las que decidan qué hacer con la energía producida. Fuentes municipales confirman a Diari Més que las obras de las instalaciones fotovoltaicas en el Agro-Reus acabarán en el presente mes de julio. La puesta en marcha está prevista para «finales de año», concretan.
A su vez, la cooperativa Enernou, en el marco de la línea de soberanía energética de la Comunalitat Reus Sud, plantea generar una comunidad energética vecinal, participada por entidades, asociaciones y vecinos del área meridional. Joan Francesc Roca, de Enernou, detalla que el proyecto, que empezará con la instalación de placas solares fotovoltaicas, quiere ir «más allá de la propiedad» y que los beneficios «reviertan en el barrio», a través de iniciativas sociales, la mejora de la eficiencia energética o la reducción del gasto.
En un primer momento, se quieren ocupar cubiertas de equipamientos públicos o de uso comunitario —como podría ser el Giny, el Centre de les Arts Gestuals i del Circ— para colocar los paneles. «Aquí hay un recurso de uso común, que son unas cubiertas que no se están utilizando para nada, y se podrían aprovechar para generar energía y que sus beneficios reviertan en el mismo barrio», apunta.
La segunda fase buscaría ocupar espacios privados, con la colaboración del vecindario. Aparte de las instalaciones fotovoltaicas, Roca comenta que el objetivo de la iniciativa es que la energía sea «de uso comunitario» y que sean las asociaciones de vecinos y otras entidades presentes en la zona las que decidan «qué quieren hacer y cómo lo quieren hacer».
«Una parte de la energía sería para el equipamiento y el resto iría dedicada a lo que decidan las asociaciones», explica. Como ejemplos, señala que la propuesta podría ayudar a rebajar la factura eléctrica de la población en riesgo de pobreza energética, cubrir la demanda y las necesidades de las organizaciones de carácter social del sur para el mantenimiento de sus sedes o la realización de actividades o vender los excedentes.
«Ahora mismo no podemos tomar decisiones, la energía está en manos de los grandes productores y generadores, y con este proyecto queremos revertirlo», reflexiona. Enernou está trabajando para intentar convencer a las asociaciones vecinales sobre la idoneidad de la propuesta para formalizar un consejo que tome decisiones. «Antes del mes de agosto queremos tener claro si las entidades juegan o no», señala Roca.
En caso negativo, el proyecto se redirigiría hacia un estándar de comunidad energética, sin embargo, si se cuenta con su colaboración, de cara a septiembre se miraría de tener listos unos estatutos de constitución del colectivo. La nueva comunidad energética irá destinada a los barrios del sur, pero Roca explica que es una idea «que se puede hacer extensiva donde queramos».