Limpieza
El nuevo sistema puerta a puerta de Reus permite recoger cinco toneladas de poda en dos meses
Algunos vecinos creen que la retirada de bañeras permite ir «a mejor» y otros piensan que «nos dan más trabajo»
El Ayuntamiento de Reus puso en marcha al principio de junio un nuevo sistema de recogida puerta a puerta de restos de poda de la fracción vegetal. Con la medida, consistente en la entrega de sacos big-bag a aquellos que los soliciten, que se devuelven llenos cada lunes, el consistorio ya ha recaudado más de cinco toneladas, con una media de ocho entregas semanales, según datos hasta el 22 de julio.
El concejal del área de Medio Ambiente y Sostenibilidad, Daniel Rubio, emite una valoración «positiva» de los primeros registros y subraya que ha habido una tendencia al alza. «Como todos los cambios, primero se generan razonables dudas de cómo funcionará, pero la gente se ha ido habituando», expresa. «Es un servicio que creo que ha venido para quedarse», añade el edil.
Con el reparto de sacos big-bag, la medida permitió, también, retirar las cajas y las bañeras de poda que había repartidas por la ciudad. Con el antiguo sistema, se recogían semanalmente 4,45 toneladas y el tratamiento tenía un coste de 54,67 euros por tonelada. A día de hoy, si bien la media es de 0,65 toneladas, el coste es de 21,90 euros por tonelada «por la inexistencia de impropios», tal como apuntan fuentes municipales. «Se vertía indebidamente una gran cantidad de desperdicios y eso ha cambiado con la retirada de las bañeras», explican las mismas fuentes.
En estos importes, se incluye el precio de gestión, que en estos momentos lo lleva a cabo una empresa externa a la que se envían los restos de poda triturados —el servicio está pensado para la poda de árboles y arbustos que requieren trituración; el césped, las flores y la hojarasca pueden ir al contenedor de orgánica—, mientras Secomsa no puede ofrecer el servicio.
Rubio recuerda que dos motivos propiciaron la entrada en funcionamiento de la recogida puerta a puerta. Por una parte, «las bañeras que teníamos estaban colapsadas por acciones incívicas, nos encontrábamos residuos que no iban en la línea de la fracción vegetal». Menciona, por ejemplo, que se han llegado a encontrar neumáticos y que generaban una imagen «de suciedad». De la otra, el incendio de la planta de Secomsa en Botarell «que nos impidió llevar esta fracción vegetal para hacer su correcto tratamiento».
Diversidad de opiniones
Los usuarios de la recogida de poda puerta a puerta muestran diversidad de opiniones. El presidente de la asociación de vecinos de la urbanización Sant Joan, Jordi Solans, reconoce que la nueva metodología es «más pesada», pero cree que se ha ido «hacia mejor». «Tampoco tenemos el vertido que se hacía; antes venía gente de todas partes a verter aquí», explica. Reconoce que otros residentes de la urbanización son más «reticentes», pero él opina que el nuevo sistema permite tener «una zona más limpia».
Desde el barrio Gaudí, Santi Benaiges opina que «en vez de facilitarnos el trabajo, nos lo ponen más difícil» y ve contradictorio que se suban los impuestos y «nos den más faena». «Era más fácil luchar contra el incivismo», piensa el vecino. Por su parte, algunos residentes de la urbanización Blancafort explican que hay gente que, «para no pedir el saco, porque quizás no lo llenan, lo tiran todo en el contenedor de materia orgánica», situación que propicia que «siempre esté lleno del todo».