El Bar Miami de Reus, a punto para empezar una nueva etapa con la tercera generación tras la barra

La nueva temporada de cualquier liga deportiva viene acompañada de cambios, con los incontables fichajes, traspasos y problemas para inscribir a los jugadores. El bar Miami ha sido siempre sinónimo de tertulia deportiva —llegó a tener un programa radiofónico— y, con la llegada del curso 2024-25, también ha vivido variaciones: detrás de la barra ya no está Joan Díaz.

Después de haber tomado el relevo de sus padres y de 38 años dirigiendo el bar —primeramente con su hermana, después solo—, ha decidido jubilarse, colgar el delantal y disfrutar de unas merecidas vacaciones en Prades. El bar Miami, sin embargo, no cierra. «Me ha alegrado mucho que mi sobrina quiera continuar, y el año que viene haremos 60», celebra.

Fue en el 1965 cuando los padres de Díaz inauguraron el bar Miami. La crisis de las minas de carbón en Teruel les obligó a emigrar para buscarse la vida y, en Reus, encontraron su nueva casa y su nueva pasión. «Durante diez años, el establecimiento no cerró ningún día; estuvieron diez años sin hacer un día de fiesta», explica Díaz.

Todavía más: las puertas se abrían a las 4.45 horas y no se cerraban hasta la medianoche, animados por el flujo de clientela que iba o venía de trabajar en el montaje del complejo petroquímico. En 1975, ya se empezaron a coger «el lujo» de cerrar los fines de semana para pasar unos días en su pueblo de origen. «La rutina de la restauración es muy sacrificada, así recuerdo mi infancia», rememora.

En 1986, los padres decidieron jubilarse. Joan Díaz estaba jugando a balonmano en Francia, a punto de firmar un nuevo contrato, y su hermana mayor le propuso mantener juntos el legado del negocio familiar. Aceptó la propuesta. «Nunca me había imaginado que acabaría llevando el bar, mi intención era continuar con la vertiente deportiva y ser profesor de INEF, dedicarme a la enseñanza de la educación física a los más pequeños», asegura.

Díaz todavía se maravilla por la «fidelidad» de una clientela «que casi se fija» y que cada día iba a tomarse un café, un cortado, un café con leche o lo que fuera menester. «Ha sido una etapa muy bonita, tengo que estar muy agradecido a las personas que han pasado por aquí», valora. La cantidad de gente que se personó para decirle adiós y dedicarle un gracias denota la estima que le tenían.

Lo tenía claro: julio iba a ser el último mes detrás de la barra. Joan Díaz había tomado la decisión de que se jubilaría, a los 65 años. «La alegría mía ha sido que el Miami no cierre, que continúe; desde que lo llevamos la familia, han pasado 59 años, y me ha alegrado que mi sobrina quiera continuar el negocio, y el año que viene ya haremos 60 y espero que muchos más», expresa Díaz.

Habiendo resistido «crisis» —la covid hizo que se diera cuenta de que no todo era estar 14, 15 o 16 horas en el bar»- y cambios del perfil de clientela, el nuevo reto del bar Miami será «mantener la esencia», pero permitiéndose evolucionar. Ahora, por las tardes y las noches, está previsto alargar los horarios y promocionar el tardeo.

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