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Festiari, la empresa de Reus que convierte los elementos festivos catalanes en juguetes

Dieciséis años después de estrenar el proyecto, ya ha llegado a 34 municipios catalanes, incluyendo a varios tarraconenses

Dos niños juegan con las figuras del Àliga de Reus, la Geganta del Pi de Barcelona y los Gegants de Mataró entre otros.Festiari

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Tarragona

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Convertir los espacios de juego en un pequeño universo festivo, este es el objetivo de Festiari, un proyecto reusense que se dedica a elaborar juguetes de los diferentes elementos de los Seguicis catalanes, llevando así la cultura popular y la tradición folclórica a manos de los más pequeños a través del ocio.

«Todo empieza porque uno de los socios de la empresa, cuando era pequeño, jugaba con estos elementos, pero los tenía que hacer con plastilina o barro, ya que entonces existían algunas figuras de yeso o marmolina pero dirigidos a los más pequeos no había surgido nunca nada. Por lo tanto, siempre tuvo esta idea en la cabeza», explica Arnau Anguera, miembro de Festiari.

Esta pudo materializarse finalmente en el año 2008, debutando con la Mulassa de Reus. Dieciséis años después, el proyecto ha llegado a 34 municipios catalanes, incluyendo los tarraconenses Reus, Tarragona, Cambrils, El Vendrell, Falset, l'Arboç, Montblanc, Riudoms, Vila-seca y Tortosa, y ampliando su repertorio de figuras a ni más ni menos que 180. Estas, aparte de las bestias, también representan gegants, nanos, bailes y castells. Además, recientemente, Festiari ha incorporado llaveros y colgantes de plata de los elementos más populares en su catálogo.

«Nuestros inicios fueron lentos, pero poco a poco se ha ido expandiendo. La gente empezó a hacer colecciones y al cabo de un tiempo varios ayuntamientos y grupos se han puesto en contacto con nosotros», explica Anguera. Ahora mismo, Festiari cuenta con 45 puntos de venta repartidos por Cataluña y uno en Pamplona, así como una tienda web. «Estamos muy contentos. Nos alegra mucho ver cómo nuestras figuras fomentan este sentimiento de pertenencia en niños, que quieren a sus ciudades y los elementos que las representan», afirma.

Un proceso complejo

Elaborar estos juguetes no es una tarea simple. Estas nacen en Reus, pero se producen en Alicante, teniendo que pasar por diferentes empresas, procesos y técnicas. Todo empieza con una fotografía o un escaneo en tres dimensiones de la figura deseada.

A continuación se utiliza la técnica de la cera perdida. Primero un escultor corta la pieza con cera, ya que es un material blando y permite realizar todo tipo de detalles. A este primer modelo se le realiza un baño de plata y virutas de níquel y pasa por un proceso físico denominado electrólisis, que suelda estos dos materiales, creando un molde.

Finalmente, se aplica calor para fundir la cera del interior, que es vertida a través de los agujeros y canales previamente creados. Una vez obtenido el negativo de la figura, este se envía a otra empresa para realizar el rotomoldeo. Durante este, el molde se llena con goma líquida de un color base. Paralelamente en otra industria se están creando las máscaras, moldes de cobre serrados a mano.

Cada uno de ellos se utilizará para aplicar un color diferente del juguete. «El Gegant Indi de Reus, por ejemplo, tiene 86 máscaras. Además, si los trajes llevan dibujos o estampados, como es el caso de la Geganta Mora de Tarragona, tienen que pasar también por un proceso que se llama tampografía y permite realizar ilustraciones más detalladas», señala Anguera.

Los más vendidos

Los municipios con más ventas, explica Anguera, son Reus, Tarragona y Mataró, aunque a menudo las localidades experimentan un incremento en ventas con la llegada de sus fiestas mayores. Los elementos más populares también varían.

«Las figuras nuevas acostumbran a ser las más exitosas durante una temporada. Actualmente, por ejemplo, están comprando mucho a los Gegants Moros y la Cucafera de Tarragona, que se encuentran agotadas. El Gegant del Pi, de Barcelona, también lo estamos vendiendo mucho», explica Anguera.

«La verdad es que es un trabajo muy agradecido. Allí donde vamos nos conocen, y es una gran satisfacción ir a las fiestas y ver a niños y niñas con nuestras figuras en las manos, para nosotros es una pasada», confiesa.

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