Diari Més

Patrimonio

El taller de Hipòlit Monseny se podrá visitar con ‘Reus 1900. Fiesta Modernista’

Los interesados podrán visitar la fábrica que decoró y vestió las casas modernistas de la ciudad

Hipòlit Monseny Gavaldà, sisena generació dels fundadors de la casa, mostrant els motlles que es conserven.

Hipòlit Monseny Gavaldà, sexta generación de los fundadores de la casa, mostrando los moldes que se conservan.Gerard Martí

Publicado por

Creado:

Actualizado:

El DeLorean ya está preparado para volver a llevar a los reusenses a rememorar su pasado glorioso. Una de las paradas del viaje será la fábrica de cerámica de Hipòlit Monseny, que por primera vez abrirá las puertas a los curiosos. Fundada en 1852 por Hipòlit Pàmies Barberà como taller alfarero, fue en torno a 1900 que su actividad brilló con luz propia, convirtiéndose en uno de los principales proveedores ornamentales de las casas modernistas que embellecían Reus. «Entrad en una casa de la segunda mitad de 1800, os tenéis que mentalizar de dónde estáis», alerta Hipòlit Monseny Gavaldà, sexta generación de los fundadores. «Esta casa se conserva tal como se hizo», continúa.

A Pàmies Barberà lo sucedió Antonio Monseny Castro, su cuñado, quien se marchó de Solivella por la crisis de la filoxera. El sector agrícola era el principal cliente de ambos: tejas de barro permitían construir cañerías para transportar el agua de las minas hacia las fincas, con el fin de poder regar. Las riendas pasaron a manos de Hipòlit Monseny Pàmies, «el que le dio más impulso», coincidiendo con la expansión de las instalaciones, la segunda revolución industrial, el enriquecimiento de la nueva burguesía y la entrada del modernismo y su gusto por las artes decorativas. «Pasamos de hacer alfarería tradicional a cerámica vidriada de colores para embellecer todas estas casas con ornamentación», explica Monseny Gavaldà, el bisnieto de Monseny Pàmies.

La Guerra Civil restañó la época dorada, pero, aún así, la fábrica «no se cerró nunca». Fue en esta época que se construyó un refugio en la casa «para acoger a la gente del vecindario» que buscaba protección durante los bombardeos: «Gracias a Dios, aquí no murió nunca nadie».

El fin del conflicto bélico comportó nuevos retos. Los productos agrícolas, con el aceite como estandarte, volvían a ser valorados y se ideó que la cerámica vidriada era el mejor revestimiento para conservar el oro líquido. Monseny Gavaldà entró en el mundo de la alfarería en una época en que ya había «muy poca gente». Subsistió gracias a las restauraciones de villas heredadas y a la ayuda de personas como Jack Salter, Jaume Vilà o Alfredo González.

¿Monseny o Montseny?

¿Monseny o Montseny? La sexta generación de los fundadores se ha encontrado con la pregunta —y con correcciones— en infinidad de ocasiones. «Somos sin T», responde. Monseny Gavaldà se basa en el hecho de que, en un cartel en la primera escuela laica de Reus, aparecía el nombre de uno de los de impulsores, Joan Monseny, sin T. Era primo-hermano del bisabuelo. «Escojo sin T, pero, si me la ponen, tampoco discutiremos», concluye.

tracking