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Las ordenanzas fiscales de Reus, listas este octubre

El equipo de gobierno trabaja para que pasen por el pleno del día 18

La presentación de las ordenanzas fiscales el año pasado, con Noemí Llauradó, Manel Muñoz, Sandra Guaita y Daniel Rubio.Gerard Marti Roig

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Días quedan para conocer las ordenanzas fiscales para el año 2025. Es decir, para saber si, en Reus, se pagarán más impuestos, menos o si se congelarán los tributos. El viernes 18 de octubre es la fecha marcada en los calendarios del Ayuntamiento: es el día en que se convocará el pleno ordinario del mes y se querría aprovechar para aprobar las tasas municipales durante la sesión.

El próximo miércoles, está previsto que se convoque una comisión informativa con los grupos municipales que tendría lugar la semana siguiente. En todo caso, de octubre no tendría que pasar. Se había hablado de celebrar un pleno extraordinario para la jornada de hoy para dejar el tema dado y bendecido, pero no se ha llegado a tiempo, y no era cuestión de forzar la maquinaria.

La aprobación de las nuevas ordenanzas fiscales llegará en un momento en el que la crispación no está precisamente bajo mínimos —el traslado de la estación de autobuses ha encendido una nueva alarma— y, con los ánimos ya encendidos, una segunda subida podría hacer revivir episodios del otoño del 2023. Fue una época en la que el concejal de Hacienda parecía ser Bad News Muñoz: su aparición implicaba el anuncio de malas noticias.

La suya no fue —ni es— una posición fácil ni amable de puertas afuera. Le tocaba tratar un tema tan delicado como es la política fiscal, que, sabía, no dejaría a todo el mundo conforme —a nadie le gusta que le toquen el bolsillo—, y, además, tenía que dar la cara por parte del gobierno. Fue hábil transmitiendo el mensaje que los presupuestos «no nos identifican del todo» y que respondían a la necesidad «de afrontar la situación con la que se encontraba el Ayuntamiento». La voluntad era «que los próximos nos definan mucho más».

Así y todo, aquellas cuentas estuvieron acompañadas de un plan de inversiones «histórico» que emplazaba el debate a doce meses en el futuro. Con un año ya de labor al frente de la ciudad, es cuestión de días que se descubra el talante real del ejecutivo, su verdadera cara; de saber qué lo define, qué lo identifica del todo. Y es que parece que algún cambio sí que podría haber sobre la mesa.

Precisamente, aquí surge el segundo concepto clave de la ecuación: los presupuestos. La previsión es que pasen por el pleno municipal el mes de noviembre. Siendo el 1 de enero del 2025 la fecha en la que entrarán en vigor, hay margen para que los tres partidos que conforman el gobierno reusense (PSC, ERC y Ara Reus) continúen el tira y afloja unas semanas más para que sus sueños se conviertan en realidad y para diseñar unas cuentas que dejen a los tres satisfechos o, como mínimo, no muy contrariados.

Se está trabajando de lo lindo para confeccionarlos, con cada uno defendiendo con uñas y dientes las propuestas que ha puesto sobre la mesa. No todo puede quedar dentro, ni con la envergadura que se anhela. Queda lo más fácil, o quizás todo lo contrario: ponerse de acuerdo. Negociación política, pura y dura.

El fantasma del otoño del 2023 ya empieza a sobrevolar la capital del Baix Camp, con este viento que avisa de que es hora de sacar chaquetas y sudaderas del armario.

Duda si quedarse o si sólo ha venido de visita. Alrededor de Halloween del año pasado, se celebró la primera de las concentraciones en contra de la subida de impuestos. En las semanas siguientes, se vivieron pancartas fúnebres, cánticos, lanzamientos de huevos, deseos al árbol de Navidad y la aparición de un asno. ¿Qué pasará con las ordenanzas para el 2025? ¡Lo sabremos en próximos episodios!

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