Cultura
Còdol da una nueva vida al mas Vil·la Maria
Esta masía modernista de Reus se convertirá en un centro de divulgación de patrimonio, arte, naturaleza y cultura sostenibles
Vil·la Maria es una masía situada en la partida El Roquís, junto a la avenida de Falset y a quince minutos del centro de Reus. El año 1902 el empresario de Mataró Nemesi Cuadrada encargó al arquitecto modernista Pere Caselles, mano derecha de Domènech y Montaner, la construcción de este edificio.
Aquella masía, también conocida como Mas Cuadrada, se ha conservado casi intacto hasta el día de hoy. Consta de dos plantas y buhardilla, además de una torre-mirador, y es un ejemplo extraordinario de arquitectura modernista. Tierras y paredes conservan todavía las piezas cerámicas originales, muchas de las cuales provenían del Instituto Pere Mata, las cuales fueron compradas por Cuadrada.
Ahora, Vil·la Maria empieza una nueva etapa de la mano de Guijarro Experiencias Culturales, que ha llegado a un acuerdo con los actuales propietarios para establecer un contrato de alquiler a largo plazo (con un mínimo de 25 años), con el compromiso de rehabilitar la masía. Una vez hecho, lo convertirán en su sede y en un centro cultural inédito en el país. Así, Vil·la Maria será un espacio donde se llevarán a cabo actividades relacionadas con la educación en el arte, la naturaleza y la cultura. Y, al fin y al cabo, bajo los parámetros de la sostenibilidad, un concepto que, para Còdol, es fundamental.
«Apostamos por un cambio profundo de relato, de valores y de creencias», explicaba Albert Morelló en la presentación del proyecto el pasado viernes. En esta línea, Vil·la Maria se centrará en tres ejes de trabajo. Por una parte, incorporándose como un nuevo activo del patrimonio modernista de la ciudad, abriendo las puertas para que sea visitable.
En segundo lugar, afianzando la apuesta de Còdol por las artes, especialmente a través de la cultura digital. Y, en tercer lugar, aportando una mirada ecológica a través del futuro jardín de especies modernistas y del bosque de los alimentos, espacios pensados para convertirse en reservas ecológicas e invitar a la reflexión sobre cuestiones como la agroecología, la soberanía alimentaria o la agricultura regenerativa. Además, Còdol instalará en el patio de la masía su Cúpula de la SOStenibilitat, una cúpula geodésica de 10 metros de diámetro por 5 metros de alto, equipada con un innovador sistema de proyección inmersivo.
En la práctica, el modelo que está proyectando Còdol contempla desde experiencias inmersivas en talleres, además de formaciones dirigidas al público familiar, escolar, empresas e instituciones. La masía también acogerá conciertos, espectáculos de danza y recreaciones históricas. Y, al fin y al cabo, con una clara vocación de ciudad, pero también con la voluntad de ir más allá: «Queremos que sea un proyecto de ciudad, de territorio y de país», aseguraba Maria Adzerias.
Otros elementos distintivos del proyecto son la voluntad de crear nuevas alianzas, así como la formación de un Consejo Asesor, formado por un grupo de personas vinculadas a áreas como la museología, la tecnología, la arquitectura, la docencia o el activismo social.
La intención de Guijarro es empezar las obras este otoño y poner en marcha actividades dentro de un año, La rehabilitación del edificio, que tiene un presupuesto de cerca de medio millón de euros, cuenta con una subvención de la Oficina de Suport a la Iniciativa Cultural (OSIC) del Departamento de Cultura de la Generalitat, y se hará en dos fases.
Todo llega el año del 30.º aniversario de Còdol. «Vil·la Maria es un proyecto muy ambicioso y la culminación de muchos años de trabajo», aseguraba a Maria. La responsable de Guijarro también afirmaba, orgullosa, que «estos sólo son los primeros 30 años. Nos tiene buena pinta pensar que, dentro de treinta años más, habrá otra gente que continuará aquí haciendo este mismo trabajo».