El fútbol, historia de un actor social más en Reus

Se ha hablado mucho de fútbol, pero no de su vertiente social. Con esta reflexión iniciaba ayer por la noche el historiador Joan Navais su conferencia en el Centro de Lectura para hablar sobre la historia social del fútbol reusense. «El fútbol pasó de ser un juego de las clases más acomodadas en un fenómeno social», subrayó Navais.

El fútbol, llegado desde el Reino Unido a finales del siglo XIX, tiene como primera referencia en la ciudad de Reus en una breve publicación en la Revista de Sport en abril de 1895. «Era una publicación del Club Velocipedista de Reus, la primera gran entidad deportista de nuestra ciudad, donde se animaba a los socios a practicar fútbol», comentó Navais. A pesar de este intento, el fútbol no arraigó en la ciudad, a pesar de que sí que lo hizo en Tarragona.

Así y todo, el fútbol no abandonó a la sociedad reusense y ganó fuerza entre la juventud. El primer partido reglado y con público celebrado en Reus fue el 25 de julio de 1909 que enfrentó al Reus F.C. con el equipo tarraconense, es decir, un derbi. Este acabó con empate a un gol y contó con un millar de personas que pagaron la entrada para ver el partido. «Los futbolistas que formaron parte de este primer club de fútbol de la ciudad eran los jóvenes de las familias acomodadas», señaló Joan Navais.

En la década de 1910 siguió creciendo y consolidando, pero fue en la década de 1920 cuando fue, según Navais, el estallido definitivo que posicionó al fútbol como el deporte «rey» y en el que «se democratizó el hecho deportivo». En esta época, el Reus Deportiu se proclamó campeón de la Segunda categoría en la temporada 1922-1923.

«Gracias al triunfo de este equipo, Reus se convirtió durante un corto periodo de tiempo en la capital futbolística de las comarcas del campo. En aquellas temporadas las gradas se llenaban hasta los topes con hasta 3.000 espectadores según la prensa, una barbaridad en aquella época», reivindicó el historiador.

Además, también señala que fue entonces cuando aparecieron aquellos aficionados que acompañaban al equipo cuando jugaban fuera, una evidencia de cómo se había transformado en un «fenómeno social y deportivo de gran importancia». Además, como se hace también en la actualidad, el equipo campeón fue recibido de forma «masiva».

«Miles de personas muy contentas salieron a la calle para recibir a los jugadores, los automóviles hacían sonar los cláxones y muchos balcones se adornaron con colgaduras con los colores del Reus Deportiu y de la Bandera», detalló Navais. Una historia que, como tantas otras, quedó truncada con el estallido de la Guerra Civil española. No obstante, como es evidente a día de hoy, esta historia y hecho social no acabó allí.