Feminismo
Reus dice «no» a tener vergüenza para señalar a los agresores
La manifestación se inició en el Mercat del Carrilet
Ayer por la noche cerca de 200 personas participaron en la manifestación por el 25N en la ciudad de Reus. Con el lema «hagamos que la vergüenza cambie de bando», el acto quería demostrar que las víctimas no tenían que sentir vergüenza, sino que los que la tendrían que tener son los agresores y su entorno cómplice. La movilización inició en el Mercat del Carrilet poco después de las 18.30 horas e hizo paradas en la avenida del Carrilet, el Fossar Vell y la plaza del Mercadal para llevar a cabo diferentes denuncias.
En su inicio en el mercado, la primera denuncia fue para condenar los movimientos antifeministas que atacan o discriminan a las entidades feministas o llevan a cabo acciones en contra de centros sanitarios donde se practica el aborto. «Vergüenza me daría decir que la violencia no tiene género, equiparar el feminismo con el machismo, decir que las denuncias son falsas o culpar a las víctimas», afirmaron en esta primera parada.
La segunda parada, en la avenida del Carrilet, sirvió para hacer la segunda denuncia en contra de los feminicidios. En esta, se recordó a las 28 mujeres asesinadas este año, tres de ellas en la demarcación de Tarragona. Además, también se señalaron los feminicidios vicarios, que es la violencia hacia los hijos para maltratar a la madre, y los asesinatos en Palestina, donde una gran parte son mujeres.
En la tercera parada en el Fossar Vell la crítica fue en contra del «pacto de silencio» formado por empresarios, políticos y medios de comunicación. «Los agresores no son monstruos, son padres, trabajadores, políticos, youtubers, que se ven en una posición de fuerza delante de la víctima», expusieron.
Y, finalmente, la última parada importante antes de dirigirse a la plaza de la Patacada fue en la plaza del Mercadal. Aquí se proclamó la última denuncia en contra de la violencia institucional y de ser cómplice de una agresión al guardar silencio. «No me da vergüenza dejar de ser amigo de un agresor», sentenciaron.