Diari Més

Educación

Alumnos de Reus aprenden técnicas para ahorrar en la factura de la luz

Endesa ofrece talleres a escuelas para hablar sobre el ámbito de la energía eléctrica

Fotografía del taller organizado por Endesa Educa en el Instituto Roseta Mauri de Reus.Tjerk van der Meulen

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Cuando iba a la escuela o al instituto una de las preguntas más típicas de un alumno hacia el profesor de una asignatura que odiaba era: «¿Y esto para qué me servirá?». Ante esta situación el docente se defendía mejor o peor, pero ayer no había este problema.

Uno de los centenares de situaciones que se encontrarán los jóvenes al independizarse al cabo de unos años, si es que el precio de la vivienda se lo permite, es pagar facturas como la de la luz. Para ponerlo más fácil, el programa Endesa Educa visita a más de una setentena de escuelas catalanas para ofrecer talleres para dar a conocer conceptos básicos de esta temática y otros.

Ayer fue el turno de los alumnos de 4t de ESO del Instituto Roseta Mauri de Reus. La clase magistral inició con la duda de: «¿Qué significa potencia contratada?» que recibió una respuesta tan sencilla como abrumadora por parte de un alumno asistente: «La potencia que contratas».

«Para que nos hagamos una idea, es como cuando te compras un móvil y para tener acceso a Internet tienes que contratar una tarifa que te da datos que pueden ser ilimitados o no», ejemplarizó Marina, encargada del taller. «Aquí es una cosa parecida, porque si contratas demasiada potencia estarás pagando de más, pero si contratas una tarifa muy reducida constantemente se irá la luz», añadió.

Pero para conocer este dato, primero que todo, los estudiantes tenían que descubrir lo que era la potencia máxima, que es el consumo acumulado de todos los electrodomésticos de un hogar. «Pero no estarán encendidos todos a la vez», siguió explicando, mientras cada pregunta se convertía en un juego donde los grupos más rápidos en encontrar la respuesta correcta recibían dinero que utilizarían más adelante. La decepción fue palpable cuando algunos de ellos se dieron cuenta de que no eran dinero real.

Entonces, llegó la parte más interesante, en la que los jóvenes tenían que escoger con el dinero imaginario obtenido qué productos de los propuestos comprar. Entre estos había frigoríficos, lavadoras, televisores, entre otros electrodomésticos comunes.

Algunos de ellos eran más baratos, pero menos eficientes, y otros, a pesar de tener un precio de venta más caro, ofrecían una mejor eficiencia energética. «Quizás os parece atractivo comprar un electrodoméstico antes que otro porque es más barato, pero si os podéis permitir el otro lo tenéis que ver como una inversión, porque si su consumo es inferior lo acabaréis amortizando», reflexionó Marina.

Además, esta sesión también sirvió para motivar a los jóvenes a pensar en opciones para mejorar el ahorro energético con buenas praxis. «Desenchufar el móvil cuando ya está al 100% de batería o aprovechar una lavadora para lavar la máxima ropa posible», propuso un chico, mientras que una compañera añadió «tenemos que aprovechar la luz solar y sólo utilizar la calefacción los días de más frío».

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