Diari Més

Memoria Democrática

La Generalitat abre la puerta a encontrar «una solución coordinada» sobre la fosa de Pich Aguilera

Ha dado «los primeros pasos» para establecer una colaboración con el Ayuntamiento

Fotografía de archivo del exterior de la finca de la antigua fábrica Pich Aguilera, en la avenida del President Companys.Gerard Martí

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Entre el actual Instituto Baix Camp y la antigua fábrica textil Pich Aguilera, se esconde un pozo que podría haberse utilizado para inhumar restos humanos en la época de la represión franquista. Descubierto en el 1951 y tapado poco después, su existencia volvió a salir a conocimiento de la población general con el expediente de venta de la finca de la industria de tejidos, donde se mencionaba que, durante las excavaciones de los sótanos, podría aparecer una «probable» fosa, identificada en el Banco de la Memoria Democrática.

Ahora, la Generalitat de Catalunya abre las puertas a determinar cómo proceder ante su posible presencia. Fuentes del Departamento de Justicia y Calidad Democrática, que tiene la competencia en materia de memoria democrática, informan a Diari Més de que la Dirección General de Memoria Democrática «ha dado los primeros pasos con el Ayuntamiento para establecer una colaboración con relación al emplazamiento y explorar de manera conjunta vías para encontrar una solución consensuada y coordinada».

El Gobierno catalán añade que habla de la probable fosa y que «no entramos en el tema de la venta». El pozo, que a estas alturas no ha sido dignificado, fue construido a principios del siglo XX y estaba destinado a proveer de agua Pich Aguilera. En 1951, en un momento de sequía, la propiedad encargó a Antoni Batlle i Mas la elaboración de un informe y de los planos para estudiar la viabilidad de aprovechar la infraestructura para abastecerse del recurso hídrico.

Batlle pidió a un familiar que bajara a comprobar su estado inferior. Salió sin color en el rostro y explicó que, a unos treinta metros de profundidad, se apilaban decenas de cadáveres. La dirección de la fábrica ordenó poner fin a la inspección y construir una bóveda en el pozo para cegarlo.

Investigando por su cuenta, Batlle descubriría que los cuerpos podrían pertenecer a prisioneros encarcelados en las naves contiguas a la Escuela del Trabajo durante la posguerra. El actual Instituto Baix Camp, que durante la Guerra Civil había sido utilizado como fábrica de materiales de guerra y taller de aviación, tuvo la función, a partir de septiembre de 1939, de centro de reclusión, después de que se desestimara seguir utilizando para tal objetivo el Instituto Pere Mata.

Aunque poco más tarde se habilitaría el antiguo cuartel de la caballería, situada en la actual plaza de la Llibertat, para este cometido, no se puede descartar que las instalaciones siguieran siendo un campo de concentración, dado que Batlle dejó documentado, a partir de un tío suyo, que panaderos reusenses fueron detenidos y encerrados en los pabellones de Pich Aguilera después de una manifestación por la mala calidad de la harina, unos hechos que habrían ocurrido en 1941. Los prisioneros les habrían explicado que cuerpos de altos oficiales del ejército republicano habrían sido lanzados al pozo y cubiertos con cal viva.

Pisos y un nuevo pasaje

Situada en la avenida del President Companys, la finca de Pich Aguilera salió a la venta por 4,9 millones de euros, aunque la subasta pública quedó desierta. La idea es que se aproveche el espacio para la construcción de vivienda y la urbanización de un pasaje.

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