Comercio
La librería Gaudí de Reus cumple 60 años
La segunda generación batalla para ofrecer un servicio más rápido que contrarreste las grandes cadenas y las ventas en línea
![Fotografies dels inicis de la llibreria Gaudí amb l'actual propietària, Montsant Fonts, al taulell.](https://imagenes.diarimes.com/files/image_media_main_mobile/uploads/2025/02/12/67ac8ae02246e.jpeg)
Fotografías de los inicios de la librería Gaudí con la actual propietaria, Montsant Fonts, en el mostrador.
Varias fotografías en blanco y negro colocadas en el escaparate recuerdan los primeros años de la librería Gaudí de Reus. El 13 de febrero de 1965 abrió sus puertas para difundir la cultura catalana, todavía en plena dictadura convirtiéndose en un punto de resistencia antifranquista. Ahora, seis décadas más tarde, la Gaudí sigue apostando por los libros en catalán en un mercado muy competitivo: la venta por internet y las grandes cadenas que se instalan en la capital del Baix Camp.
Una de las propietarias de la tienda, Montsant Fonts, reivindica a ACN el trato que ofrece el comercio local: «60 años de oficio», resume. Fonts es la segunda generación y destaca como las librerías se han espabilado para tener los pedidos lo más rápido posible.
La librería ubicada en la calle de la Galera nació para dar salida a los libros en catalán de la editorial 62, creada en 1962, y la discográfica Edigsa, referente de la Nova Cançó. También se vendían juegos educativos y había una pequeña sala de exposiciones. Era un momento de resurgimiento de la catalanidad, y varias personas apostaron para abrir establecimientos por todo el país para impulsar la lengua y la cultura catalanas. El accionariado, inicialmente, estaba formado por capital sobre todo de Barcelona, y en menor medida, de Reus. El padre de la Montsant, Isidre Fonts, se puso desde el primer día detrás del mostrador como trabajador.
La librera reconoce que los primeros años fue «difícil». En primer lugar, por la apuesta por el libro en catalán, con un mercado todavía pequeño, y, en segundo lugar, por el control del régimen franquista. Isidre Fonts era activista y la policía lo tenía fichado, explica su hija. «A veces había un policía en cada punta de calle. Venías a comprar un libro y cuando estabas en la esquina, un hombre de la secreta te paraba» para recopilar información, recuerda Montsant.
Un mundo cambiante
El comercio, sin embargo, no acababa de tirar. En 1971, los padres de la Montsant compraron la librería, secaron la deuda y se hicieron cargo del negocio. La hija señala que el mundo editorial «ha ido cambiando mucho». Con el final de la dictadura, se abrieron nuevas editoriales, «en aquella época tenías que tener muchos libros», dice. «Ahora, si hoy necesitas un libro, con un poco de suerte lo podemos tener al día siguiente. Años atrás, eso no iba de esta manera», indica mientras recuerda el elevado precio de los gastos de envío que obligaba a las librerías a «tener mucho fondo».
La tienda parecía una «biblioteca», describe la propietaria de la Gaudí. Había un montón de estantes cargados de libros, pero poco a poco se fueron retirando cuando las distribuidoras empezaron a trabajar «mejor». Ahora hace pocos años, sin embargo, volvieron a tener problemas con los stocks. Como gran parte de librerías del país, la Disfrutó sufrió retrasos en las entregas en el 2023 a causa de la fusión logística de las dos distribuidoras de libros catalanas más importantes. «Ha sido dramático», sentencia Fonts.
Comercio local
En la capital del Baix Camp sólo quedan dos librerías históricas que se dediquen únicamente en venta de libros, pero los últimos años han aterrizado en la ciudad cadenas de librerías. La Gaudí no se ha resentido, según explica la propietaria, «estamos contentas con la campaña de Navidad», asegura.
Estos pequeños negocios también luchan contra la venta por internet. «La persona que es de comprar por Amazon no baja ni las escaleras de casa, y quizás tiene una librería en la esquina», valora la Montsant. «Quizás algún día se dará cuenta que las tiendas damos vida en la calle y en la ciudad», añade. Sí que reconoce que las distribuidoras ahora hacen las entregas más rápidamente, un hecho que «nos ayuda a todos», dice.
Los libros que más se venden son en catalán, sobre todo de literatura, pero, en cambio, cuesta encontrar ejemplares de cuestiones más especializadas y tiene que acabar recurriendo a los libros en castellano. «Si me piden un libro de baloncesto o de arquitectura, seguramente los que podré enseñar son en castellano», afirma.
La librería Gaudí celebra 60 años con una clientela «fija» y «fiel». «La gente nos conoce y sabe cómo trabajamos, dentro de nuestras posibilidades, intentamos dar la mejor atención que podemos», subraya. «Es 60 años de oficio», concluye.