Entrevista
Oriol Guixà: «Sin cohesión social, será imposible que Cataluña se desarrolle»
El presidente del consejo de administración de la empresa La Farga y presidente de la fundación de empresarios FemCAT visitará el Círcol el lunes para pronunciar la conferencia ‘La industria familiar en los retos de la Cataluña 2044’
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Pintó apunta que Cataluña tiene que afrontar retos como la formación de talento o la atracción de inversiones.
¿Qué explicará en el Círcol?
«Yo he sido una persona muy activa, innovadora, y un empresario muy fiel al mundo industrial, a la asunción de riesgos, en el ADN del empresario catalán. Entré en una compañía a la década de 1980, La Farga. Estaba en bancarrota y lo que hicimos fue, a través de procesos de innovación, emprendeduría y empuje, reflotarla. Ahora es una compañía de referencia en Cataluña y por todo el mundo en el sector del reciclaje del cobre. En el momento que conseguí levantar la compañía, me planteé que tenía que aportar un cierto retorno a la sociedad. Estuve dentro de la Cámara de Comercio de Barcelona y, posteriormente, me han hecho presidente de FemCAT. En esta charla, querré exponer nuestro planteamiento sobre el cual hay que hacer para que Cataluña sea un país desarrollado económicamente en 2044».
¿Cómo es este ADN del empresario catalán?
«El empresario catalán siempre ha sido una persona muy industrial, innovadora, con la capacidad de asunción de riesgo, muy emprendedor y abierto al mundo... Nuestros antepasados se fueron a Inglaterra y llevaron la máquina de vapor; fueron a Alemania para llevar todo el conocimiento de la industria química... El empresario catalán, como no ha tenido riquezas naturales, lo que ha hecho es promover este espíritu de desarrollo del país a través de buscarse la vida y plantear cuestiones útiles para la sociedad. Este ADN, sin embargo, tenemos un cierto peligro de perderlo».
¿Por qué está en peligro?
«Tenemos una sociedad muy mentalizada con que el mundo, la administración, el Estado o la misma sociedad tienen que resolver los problemas individuales de cada uno de nosotros. Estamos construyendo una sociedad con muchos derechos y pocos deberes. La gente está viendo el mundo de la empresa y el empresario desde un punto de vista bastante negativo, y creo que eso es una tara. Este estigma está muy centrado en las grandes compañías o los grandes poderes económicos, pero realmente el tejido empresarial catalán es, mayoritariamente, de pequeños comercios, autónomos, pequeñas industrias... La tienda del lado de tu casa también es un empresario que está creando valor para la sociedad, y eso no se tiene en cuenta».
¿Cómo es la actualidad del sector empresarial catalán?
«Tenemos un gran reto. A lo largo de los últimos años, la productividad del tejido empresarial catalán ha disminuido muchísimo en comparación con Europa, pero sobre todo en comparación con los grandes jugadores mundiales, como son los Estados Unidos y China. Eso nos está haciendo quedar en una situación de fuera de juego. Si no conseguimos revertir la situación, se estará poniendo en peligro el estado del bienestar, que es una pieza fundamental para Europa. La característica que nos diferencia del resto del mundo es que tenemos un estado de solidaridad entre todos nosotros muy grande, y eso es una riqueza que tenemos que saber conservar».
Donald Trump quiere imponer aranceles. ¿Cómo afectará?
«La situación actual, este revuelo, es transitoria, pero sí que requiere un análisis global, pensar hacia dónde estamos yendo. Venimos de una situación de globalización que ahora se está rompiendo, y se está rompiendo por una gran lucha tecnológica entre los Estados Unidos y China. En el fondo, la guerra de la inteligencia artificial viene porque la capacidad que tendrá de acondicionarnos a todos nosotros es bestial, y las dos grandes potencias pretenden tener este poder en sus manos. Eso es muy peligroso. Nos pensamos que somos muy fuertes, pero mentalmente somos muy manipulables».
¿Qué puede hacer Cataluña para mantenerse como referente?
«Lo importante es que nos demos cuenta de la dificultad que nos viene encima y que seamos conscientes de que tenemos que reaccionar. Desde un punto de vista empresarial, para mí las soluciones están muy bien reflejadas en los informes Draghi, Letta y Niinistö. Los tres, desde diferentes puntos de vista, están aconsejando al conjunto de Europa que tenemos que hacer una serie de cosas para que no pasemos a ser el balneario del mundo, sino que tengamos presencia económica y seamos un contrafuerte de esta gran lucha entre los Estados Unidos y China».
¿Una de las claves es la cooperatividad entre países de la Unión Europea?
«Sí. En Europa tenemos un problema añadido que es grave. Hemos conseguido una unión con el euro, con los mercados, con el movimiento de personas y mercancías, pero no hemos conseguido una gobernanza única. Tendría que haber un posicionamiento común desde un punto de vista de fiscalidad, por ejemplo, o de política exterior. Son pasos que tendríamos que ir alcanzando para poder ser más fuertes. Ahora bien, con Europa también soy optimista. Cuando hay grandes retos, como es el caso de que nos encontramos ahora, Europa siempre ha sabido dar respuesta y dar pasos adelante».
¿Cómo será la Cataluña del 2044?
«Tenemos que conseguir competitividad en el mundo empresarial y eso quiere decir infraestructuras, energía, desarrollo de puertos y aeropuertos. Uno de los aspectos que creemos fundamentales para desarrollar Cataluña es todo el que está relacionado con la innovación y la transferencia de conocimiento. Cataluña es un hub bastante potente desde un punto de vista de investigación, pero no hemos llegado a conseguir que se transfiera a productos y procesos directamente vinculados con el consumidor. Tenemos mucha tarea a hacer con la formación de talento. Otra cuestión es este espíritu de apertura hacia el mundo. Es una pieza fundamental para conseguir llevar para acá la inversión y exposición. Concretamente, uno de los puntos que podría ser un buen hub para el desarrollo de la IA sería Barcelona. Finalmente, si no conseguimos una cohesión social, será imposible que Cataluña, desde un punto de vista económico y empresarial, se pueda desarrollar. Esta cohesión social tiene que ser a través de la cultura y la lengua catalanas. Tenemos que conseguir que eso sea un vínculo para todos los recién llegados, una manera de transmitir este ADN. No podemos perder la capacidad de emprendeduría y de innovación que hemos tenido en la historia».