Diari Més

Entrevista

Lluís Gavaldà: «Las canciones son como un calidoscopio de personas e historias diferentes»

Els Pets estrenan la gira ‘Cantant les 40’ de celebración de los 40 años de la banda con dos conciertos consecutivos en el Teatro Fortuny de Reus, en el marco del ciclo 'Les Perles de l'Accents', con todas las entradas agotadas

El músico Lluís Gavaldà, este jueves.Gerard Martí

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Estrenasteis la gira en Girona, después fuisteis a Lleida y ahora, a Reus. Con 1963 también escogisteis el Fortuny para empezar gira en el Camp de Tarragona. ¿Os trae suerte, la ciudad, o es que los programadores de Reus son más rápidos que los de Tarragona?

Queríamos empezar haciendo los cuatro territorios del Principado, y Reus enseguida se apuntó, lo que no quiere decir que, después, Tarragona también aprovechara la ocasión para traernos más adelante. Pero con Reus tenemos una relación especial. Y, sobre todo, con el Fortuny, porque es el teatro donde hemos tocado más veces en la historia de Els Pets. Además, es como una caja de bombones, y tienes la gente muy cerca. Eso, a mí, que tengo tendencia a hacer de vedette del Paral·lel y necesito tener el feed-back del público, me ayuda mucho».

¿Cómo planteáis los conciertos en el Camp de Tarragona? Reus se agotó en cuatro días y Tarragona casi está a punto de colgar también el Sold out. Parece que aquí no tenemos nunca suficiente...

«Entre Reus y Tarragona habremos puesto en venta unas 6.500 entradas. Es mucho. Ahora, si algún valiente todavía se quiere animar, nosotros estaremos encantados de la vida. De hecho (y eso todavía lo estamos hablando), te puedo explicar, como exclusiva mundial, la idea que tenemos para celebrar los 40 años. Con la gira estamos haciendo un poco de trampa, porque el aniversario es el 25 de diciembre. Nos haría mucha ilusión dar un último concierto por Navidad en algún sitio muy íntimo y sorprendente. Y, si lo hacemos, lo haríamos por aquí».

¿La gira durará un año, sólo? ¿De enero a diciembre?

«En principio sí, aunque tenemos que ver cómo va. Ahora estamos en plena efervescencia, con una bocanada de satisfacción por como hemos arrancado. Cuando la cosa se vaya calmando veremos si hay bastante público y bastantes ganas para hacer otro año».

¿Qué dudas teníais antes de estrenar, que se han desvanecido con los primeros conciertos?

«Bien, la propuesta que hemos planteado no es la típica de hacer los grandes éxitos, sino hacer discos enteros y, por lo tanto, era arriesgada. Cada disco tiene canciones conocidas y populares, pero también tiene otras que no las hemos tocado prácticamente nunca. Me he roto mucho la cabeza pensando en el orden. Tenía muy claro que quería hacer primero un disco y después el otro, sin mezclarlos y sin seguir el orden del disco, porque entonces el público ya sabría cuál viene después. Y hemos jugado un poco con el tempo para que haya un punto por sorpresa».

En un concierto interpretad 'Calla i balla', que es del 91, y 'Som', que es del 2018. Es casi 30 años de diferencia. ¿Conviven bien, dos discos tan separados en el tiempo?

«Conviven amigablemente, pero ha costado. Sobre todo hemos trabajado mucho para adaptar el Calla i balla, porque no queremos dar un concierto arqueológico, sino enseñar el Calla i balla tal como lo entendemos ahora. Eso quiere decir que nos hemos complicado la vida, y en vez de hacer las canciones tal cual, hay algunas que las hemos remodelado y tuneado un poco. Mosquits a l'aixeta o No soc un forat son divertidas y está bien cantarlas, pero te quedan un poco lejos. Por otra parte, también es muy bonito ver la reacción de la gente con las canciones antiguas, y cómo se acuerdan. También ha pasado otra cosa que no me esperaba, y es que me acuerdo más de las letras antiguas que de las nuevas. Quizás porque entonces tenía más neuronas... Con las de Som, que son de hace dos días, tengo gran cantidad de trabajo».

Hablamos de las canciones de estos 40 años. Lo que me interesa no son tanto las que se han quedado fuera del concierto, como las que se quedaron fuera de los discos. ¿Tenéis un cajón de canciones descartadas? ¿No hay ninguna que pueda ser rescatada?

«Las canciones que quedan fuera de un disco van a la basura. Y es injusto, porque hay que podrían tener una segunda vida. Pero las escoge el productor, y él tiene una visión objetiva que yo no tengo. A veces, quieres que una canción salga en un disco sólo porque te gusta el tema de que habla, o porque te ha costado mucho hacerla. El productor, como todo eso no lo sabe, sólo dice Esta sí, esta no. Pero ha habido casos en que una canción descartada se ha acabado publicando. Al principio, porque no tenía suficientes canciones: Menja avellanes, por ejemplo, es del tercer disco, pero la tocábamos ya al principio de todo. Ahora, uno de los casos más curiosos es el de Les coses como són. A mí me gustaba mucho, pero Brad Jones me dijo que no entraba en el disco. Como tardamos tres años en hacer el siguiente, la volví a llevar a ver si no se acordaba. Y me parece que no, porque le gustó y la pude colar. También me pasó con la canción que ha tenido más demanda de Som, que es La vida és molt avorrida sense el teu cos. Tenía la vuelta hecha para el disco anterior, L'àrea petita, y se la enseñé al productor diciéndole que estaba por acabar. Él me dijo que no, que no hacía falta. Y, al final, la recuperé para el Som».

Ahora, con Spotify, podéis saber cuáles son las más escuchadas. ¿Te has llevado alguna sorpresa?

«Sí, muchas. Es una herramienta muy útil, aunque también hay que tener en cuenta quién es el público de Spotify: en general, nosotros no somos un grupo que tenga muchos seguidores. Pero me sorprende muchísimo que, por ejemplo, Blue tack sea la canción más escuchada de todas. Y no es porque no me guste, es de mis preferidas de las últimas, pero confiaba más en que fuera un Bon dia o el Bona nit. También ha sido sorprendiendo que la canción más escuchada del último disco, y con mucha diferencia, sea Lent, que no fue ni primero, ni segundo y ni tercer single, ni hicimos vídeo. Y ha pasado que ha habido canciones que han tenido una segunda vida. No n’hi ha prou amb estimar-se molt, a raíz de hacerla con el Joan-Pau Chaves, se disparó en las escuchas.

No hace demasiado oí a Xarim Aresté que, hablando de una de sus canciones, explicaba que la había compuesto por un hecho concreto, pero que, con el tiempo, la canción se fue llenando con personas no previstas. ¿Te ha pasado a ti?

Es chula esta reflexión. Hay una cierta obsesión –y yo seguramente también soy culpable–, de buscar de quién habla una canción concreta. Pero con la experiencia de hacer, y también de leer sobre canciones que me gustan, me he dado cuenta de que muchas veces las canciones son como una especie de calidoscopio de personas e historias diferentes. Empiezas hablando de alguien determinado, pero acabas hablando de alguien más, porque probablemente el sentimiento es el mismo. O también pasa que piensas que una canción la escribiste hablando de un hecho concreto, y te das cuenta de que aquel hecho todavía no había pasado. Como si hubiera tenido una corazonada de lo que pasaría más adelante.... Eso me ha sucedido más de una vez. Después, también hay personas que se obsesionan con la idea de que están dentro de una canción, y llega un momento que incluso yo dudo de si es verdad o no. Pero pienso que, al final, una vez lo has publicado, tú ya no tienes la potestad de decir quién entra y quién no. Quién la escucha es quien decide si aquella canción habla de él».

En las más de 160 canciones de 40 años de los Pets salen Vila-seca, Cambrils, Tarragona... ¿Y Reus? No me puedo estar, como reusense, de pedirte que, antes de terminar, hagas al menos un tema donde salga la ciudad.

«Es que Reus cuesta de rimar... Yo soy mucho de rimar, me encanta hacerlo, y no soporto a los artistas que hacen canciones que no riman. ¿Reus con qué rima? ¿Con meus? Falta un sustantivo detrás... Ostras, ahora no pensaré en ninguna otra cosa. Será la obsesión de estos días».

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