De Altafulla en Torredembarra: calas y huellas históricas

Un buen momento para realizar este recorrido ahora en verano con las altas temperaturas es de buena mañana o bien, a última hora de la tarde. Es importante, llevar recursos para hidratarnos y protección solar dado que el calor es intenso estos días. El recorrido es de Altafulla a Torredembarra y probablemente muchas personas no habituadas a hacer senderismo lo han hecho alguna vez pero vale la pena recordar los tesoros que están bien cerca de casa y detenernos a descubrir espacios que a menudo pasan desapercibidos.

Este recorrido de Altafulla en Torredembarra vale la pena hacerlo aprovechando las paradas de las estaciones de tren. Se puede entrar a la playa a través de un antiguo puente de piedra que lleva directamente a la playa y al paseo marítimo. En la playa tenemos señalizado el recinto de la villa romana dels Munts que, optativamente, podemos visitar en esta ruta. Podemos caminar hasta una pequeña cala, la playa de Canyadell, hasta que llegamos a un acantilado denominado la roca Bramadora que nos conduce en el famoso faro de Torredembarra, desde dónde ya se puede ver el puerto deportivo de la localidad. En su interior se encuentra la conocida Roca Foradada dónde, hace años, la gente del pueblo iba a bañarse. Cruzamos el puerto deportivo y llegamos al inicio del Paseo Marítimo de Torredembarra.

Justo ante el paseo está la gran Playa de la Paella de Torredembarra, donde podremos tomar un baño. Y la ruta ha llegado al final.

En esta ruta podrás tener una panorámica única del Mediterráneo subiendo al último faro construido en el siglo XX. El Faro de Torredembarra es el que tiene la torre más alta de toda Cataluña. Aquí puedes realizar una visita virtual al faro.

Sin embargo, uno de los puntos de más interés si tienes pensado pasar el día caminando de Altafulla a Torredembarra es la villa romana dels Munts, Patrimonio Mundial de la UNESCO, uno de los conjuntos más importantes de la Hispania romana en su categoría. Els Munts es una de las villas aristocráticas mejor conservadas de la Hispania romana. Situada en un marco incomparable, próxima a la playa, los habitantes de esta residencia de campo disfrutaban de la tranquilidad de la vida rural y de la belleza del entorno, sin dejar de lado el lujo y el refinamiento.