Los gatos más 'estigmatizados' de las asociaciones protectoras
Los gatos con la enfermedad de Inmunodeficiencia felina pueden vivir una vida larga, saludable y relativamente normal siempre que vivan en un hogar
Si alguna cosa tienen claro las asociaciones protectoras de animales es que algunas características de los gatos abandonados que esperan una adopción hacen que este animal lo tenga más complicado a encontrar a una familia. Los gatitos negros, los adultos con más edad, y aquellos que tienen alguna enfermedad como la inmunodeficiencia felina o la leucemia son los animales que lo tienen más complicado. Estos gatos, como explican las entidades, pueden esperar meses, incluso años a encontrar una segunda oportunidad. Algunos ni siquiera lo consiguen y pasan sus días a entidades protectoras.
La inmunodeficiencia felina afecta las células del sistema inmunológico (glóbulos blancos o leucocitos) destruyéndolos o dañándolos. Eso estropea el sistema inmunológico del gato. El sistema inmune es muy importante en la lucha enfrente de las infecciones y el control del cuerpo sobre las células cancerosas. La enfermedad en ningún caso se encomienda a las personas como detalla el equipo de veterinarios especializado en medicina felina GEMFE. Y entre las cosas que tener en cuenta, hace falta que el animal visite al veterinario para visitas de revisión al menos de forma semestral para detectar cambios en su estado de salud de forma temprana.
Ángel Martín y su familia decidieron adoptar un gatito recogido de la calle que había sufrido mucho y fue rescatado por la entidad GAIA Tarragona. «Adoptamos en Miguelito cuando lo conocimos, era positivo de inmunodeficiencia y casi ciego, nos dio igual, ya habíamos adoptado otras veces perros viejitos por ejemplo, y no fue una cosa que nos tirara para atrás» explica. La única cosa que implica es «estar más atento y actuar si hay algún pequeño síntoma si hay algún problema de salud, sólo implica más atención». En la calle los gatos con inmunodeficiencia o el sistema inmunológico deprimido tienen menos posibilidades de sobrevivir por el hecho de estar más expuestos a infecciones y enfermedades, pero en un hogar las posibilidades de tener una vida larga son muy elevadas.
De hecho, Ángel y su familia tuvieron una experiencia tan positiva con Miguelito que decidieron adoptar dos gatos más, Héctor y Lucas, con la misma enfermedad porque «lo necesitan, son los gatos más olvidados y en realidad, no notamos ningún otro problema, tener la enfermedad de la inmunodeficiencia no los hace ser más raros, son como un gato cualquiera con sus peculiaridades».
Tal como apunta la entidad FAADA sobre esta enfermedad «los gatos positivos por inmunodeficiencia felina (FIV) pueden vivir una vida larga, saludable y relativamente normal sin absolutamente ningún síntoma. Y pueden convivir con otros gatos con muy pocas posibilidades de contagiarse entre sí».
De hecho, existe un reciente estudio publicado en TheVeterinary Journal, escrito por Annette L. Litster del Col·legi de Medicina Veterinaria – Dpto. de Ciencias Clínicas Veterinarias - de la Universidad Purdue (USA) que apunta que la convivencia de gatos positivos y gatos negativos basadas en una investigación con gatos rescatados hay escasas posibilidades de contagio.
El FIV no se contagia fácilmente. No se puede transmitir a través de los arenales, comedores y abrevaderos, ni por acurrucarse juntos y jugar. La enfermedad sólo se transfiere a través de una mordedura que traspase la piel donde el virus –presente en la saliva- es inoculado en el torrente sanguíneo.
Las entidades protectoras reivindican la necesidad de encontrar personas implicadas que también quieran adoptar en un gato de estas características porque como apuntan desde Tarraco Gats «ellos también sienten y necesitan el cariño de una familia y su generosidad».