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Salud

El efecto beneficioso de comer una lata de sardinas a la semana

Una investigación liderada por el Hospital Clínico de Barcelona introdujo una lata en la dieta de pacientes mayores de 65 años y encontró beneficios inesperados

Imagen de archivo de una lata de sardinas.Pixabay

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Asociada al principio del verano, las brasas de Sant Joan, a lo lanzo y en la playa, nos olvidamos injustamente de la sardina a partir del otoño. Y eso que aunque haga falta consumirla en lata sigue siendo una gran fuente de vitaminas (B12, A, D) y calcio, entre otros nutrientes. Beneficios a los cuales hay que sumar otro recientemente comprobado: previenen enfrente de la diabetes tipo 2. Importando hallazgo teniendo en cuenta que en España esta patología afecta al 14 por ciento de la población mayor de 18 años.

Una investigación liderada por el Hospital Clínico de Barcelona ha introducido en la dieta de pacientes mayores de 65 años con prediabetes (niveles de glucemia en ayunas entre 100-124 mg/dl) dos latas de sardinas en aceite de oliva a la semana. Después de monitorear en un grupo que siguió esta pauta dietética y en otro que no, los resultados confirmaron que la ingesta había protegido los primeros de desarrollar la enfermedad.

La clave se encuentra en las importantes cantidades de vitaminas B12, A y D, selenio, yodo, fósforo o taurina. Sin despreciar por descontado los ácidos grasos omega 3, grandes protectores del sistema cardiovascular. De hecho, la sardina se encuentra en el podio de los pescados azules más gordos, al lado del salmón y la caballa. Eso permite mantener unos niveles correctos de colesterol.

El calcio es otro de sus nutrientes fundamentales, de aquí viene que la pauta médica en el citado estudio fuera comer cada sardina con su esqueleto, donde reside este nutriente.

El estudio se realizó con el cálculo de 200 gramos semanales de sardinas en lata: más o menos dos unidades teniendo en cuenta que cada lata ronda los 120 gramos y cuentan con una media de 12 a 15 piezas. Su efecto inhibidor de la diabetes se complementó con otros beneficios: los pacientes aumentaron sus índices de colesterol bueno (HDL) y de las hormonas vinculadas al metabolismo de la glucosa y disminuyeron los triglicéridos y la presión arterial, entre otros parámetros.

Aunque la sardina fresca se puede encontrar todo el año, entre los meses de julio y noviembre son más abundantes, tienen mejores cualidades organolépticas y un contenido en grasa más elevada, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Lo que tiene de bono su versión en lata es la comodidad de ahorrarse el preparado, al mismo tiempo que es asequible: económica y fácil de encontrar en el supermercado.

El envasado en lata permite que las sardinas mantengan una parte importante de sus nutrientes. El material es normalmente aluminio, si bien se ha alertado sobre el riesgo de que estén revestidas con bisfenol A, una sustancia considerada perjudicial a la salud, ya que puede aumentar el riesgo de sufrir patologías como la disfunción sexual.

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