Salud
La dieta de la madre durante el embarazo puede hacer que el bebé sea más guapo o más feo
En un estudio testado en ratones se ha demostrado que la alimentación puede influir en la forma de los rasgos faciales de los descendientes
El contenido proteínico de la dieta de la madre embarazada puede influir en la forma de los rasgos faciales de su descendencia, según un estudio realizado en ratones. Los resultados se publican en la revista Nature Communications y los hallazgos, según los autores, permiten comprender cómo los factores ambientales, como la nutrición materna, pueden influir en el crecimiento del feto.
El desarrollo de la forma facial es un proceso complejo que ocurre en el útero. Los defectos congénitos, como el paladar o la unión demasiado precoz de los huesos del cráneo, pueden producirse con malas alimentaciones. Aunque se han identificado causas genéticas, también se sabe que los factores ambientales influyen, resume la revista. Los gemelos idénticos comparten influencias genéticas y ambientales, pero siguen mostrando ligeras diferencias en sus rasgos faciales. No es tan claro como se forman los rasgos faciales más sutiles durante el desarrollo.
Para tratar de aclararlo, investigadores de la Universidad Médica de Viena y de la Universidad de Göteborg utilizaron un método para buscar «potenciadores» -regiones de ADN que regulan la expresión génica- durante el desarrollo facial en embriones humanos. A continuación, el equipo, liderado por Andrei Chagin e Igor Adameyko, cruzó estos potenciadores con una lista de nada que se sabe que ayudan a explicar la variación de los rasgos faciales humanos.
Diversos de estos potenciadores estaban relacionados con nada asociados a la vía mTORC1, que controla los procesos celulares en respuesta a la nutrición. La activación de esta vía durante el desarrollo embrionario temprano en ratones y peces cebra dio lugar a rasgos faciales agrandados y cartílago nasal grueso. No obstante, la represión de la vía dio lugar a una cara alargada en el pez cebra y a un hocico alargado en los ratones.
Los embriones de ratones gestantes alimentadas con una dieta rica en proteínas mostraron alteraciones en la señalización de mTORC1, así como cápsulas nasales mayores y huesos maxilares bajos en comparación con los embriones de ratones gestantes alimentadas con dietas bajas en proteínas, concluye el trabajo. Por eso, los autores sugieren que los cambios en la dieta materna podrían interactuar e influir en la compleja maquinaria genética que crea una serie de rasgos faciales individuales.
El trabajo concluye que esta vía puede ejercer un papel en la formación de los rasgos faciales humanos, aunque los investigadores destacan que es necesario seguir investigando. El desarrollo de las estructuras esqueléticas craneofaciales es «fascinantemente complejo» y la explicación de los mecanismos subyacentes no solos proporcionarán nuevos conocimientos científicos, sino que también ayudarán a desarrollar enfoques clínicos más eficaces para el tratamiento y/o prevención, subrayan los autores en su artículo.