El curioso origen del Tió y el Caga Tió para explicar a los niños
La historia de una tradición propia de Catalunya, algunas zonas de Aragón y Andorra que llena de ilusión a los más pequeños
Hacer cagar el tió es una tradición propia de Cataluña que también comparten pueblos de Aragón y Andorra. También algunos lugares de la Comunidad Valenciana y Mallorca. Es un elemento cultural de la Navidad que deja sorprendidos a aquellos que no conocen la tradición. Seacostumbra a ir a buscar en el bosque o aparece en casa o cerca de casa en torno al Puente de la Purísima y 'caga' turrones, juguetes, golosinas y otros objetos pensados para los más pequeños. El tió se hace cagar por la Nochebuena o el mismo día 25 de diciembre, antes o después de la comida familiar.
Son cosas pequeñas aunque, para muchas familias, es el día en el que se hacen los regalos grandes para los más pequeños. Los expertos apuntan que se trata de una costumbre muy antigua, que ha evolucionado mucho, pero que puede tener el origen en las tradiciones pre-cristianas. Cataluña no sería el único lugar donde se venera y cuida de un tronco. Existen referencias al Tronco de Navidad en países escandinavos en la época medieval y a Inglaterra alrededor del siglo XVIII.
Los tios servían para hacer fuego en el hogar, en torno al que se hacía hace muchos siglos los antiguos cultos a los antepasados y se les ofrecían alimentos.
El tió se hace cagar por la Nochebuena o el mismo día 25 de diciembre, antes o después de la comida familiar. A los cases con chimenea hay quien pone el tronco un rato antes de hacerlo cagar, o mientras lo hace, ya que para cagar tiene que estar encendido. Pero hoy en día, como a la mayoría de los casas no hay chimenea, ya no se lo enciende.
Una de las leyendas sitúa el origen en el Penedès
Una de las diversas leyendas explica que en una masía de Sant Quintí de Mediona (Penedès) había aparecido en la chimenea un tronco que hablaba. Los jóvenes de la casa lo cogieron (algunas versiones explican que fueron cinco troncos en ningún sitio de uno).
El aspecto de este tronco era similar al de un hombrecillo viejo. El tió dejó un mensaje a los propietarios de la Masía: tenían que darle un tesoro a una mendiga que al día siguiente, el día de Navidad, llamaría a la puerta de su casa. La pareja le hizo caso y le dio lo que les pidió. A partir de aquel momento, el tió llevó la fortuna a aquel hogar y obsequió cada Navidad con todo aquello que era necesario para la celebración.
Para hacerlo cagar, generalmente se enviaba a los niños a rezar o a cantar villancicos a otro espacio de la casa. Esta costumbre ha cambiado, y en lugar de rezar, los niños remojan el bastón con que golpean el leño o lo calientan. Acto seguido se le da con el palo al ritmo de la canción, de la que existen múltiples variantes. Este procedimiento se repite hasta que el tió no caga más o bien hasta que caga algún objeto que así lo indica como un arenque o carbón o una cebolla.
Joan Soler Amigó escribe en la Enciclopedia de la fantasía popular catalana que el tió tal como lo conocemos se popularizó durante los siglos XVIII y XIX de las zonas rurales y las montañas hacia las zonas urbanas y la costa de Cataluña.
Los tios servían para hacer fuego al hogar, en torno al que se hacía hace muchos siglos los antiguos cultos a los antepasados y se les ofrecían alimentos.
En las casas con chimenea hay quien pone el leño un rato antes de hacerlo cagar, o mientras lo hace, ya que para cagar antes, tenía que estar encendido. Pero hoy en día, como a la mayoría de las casas no hay chimenea, ya no se le enciende.
Ahora en el tió se le siguen asociando valores como cuidar del otro y de solidaridad dado que se cuida de él y el tió devolverá este gesto con golosinas y dulces.