Cómo saber si una mochila es adecuada para 'portear' a tu bebé

Cada vez más padres optan por esta opción a la hora de transportar a sus bebés. Los beneficios son numerosos especialmente cuando son más pequeños. Este contacto favorece una relación muy especial entre el bebé y la madre, padre o cuidador, ya que la proximidad del recién nacido provoca la secreción de una serie de hormonas, como la oxitocina y la prolactina. También apuntan una disminución de los cólicos. Beneficia mucho a su sistema digestivo, que todavía es inmaduro y facilita la expulsión de gases.No hay límite de edad o de peso para portear siempre que se haga con elportabebés adecuado. Por eso existen diferentes tipos deportabebés que se adaptan en las diferentes necesidades del portador e incluso a la climatología.

Vale la pena detenerse a pensar cuál es la mejor mochila a la hora de cargar al niño. Según apuntan los expertos, hay varias mochilas en el mercado que no son ergonómicas, son incómodos y perjudiciales para el cuerpo del niño que queda colgado. Hay que buscar aquella que se adapte al que 'portea' y al cuerpo del niño. Este producto no tiene homologación con respecto a ergonomía ni una suficiente regulación, hecho que implica que los padres tienen que valorar muy bien el producto. La información es importante para saber escoger y diferenciar entre las mochilas que realmente sí son ergonómicas de las que no lo son.

Una mochila ergonómica tiene que tener un tejido suave, flexible, muy adaptable, sin tener ninguna parte rígida y que permita ajustarla correctamente. Las mochilas ergonómicas se adaptan al bebé y a quién lo lleva mientras que en las mochilas no ergonómicas es el niño y el portador el que tiene que adaptarse a ella, y puede provocar posturas antinaturales.

Las mochilas ergonómicas garantizan un asiento lo bastante ancho para el niño como para permitirle ir sentado, nunca colgado con las piernas en vertical. Una mochila porta-bebés ergonómica permite al niño mantener una saludable posición de rana, es decir, con sus piernas flexionadas y abiertas siempre conforme a su desarrollo y rodillas ligeramente más elevadas que el culo, de manera que puede mantener una postura óptima.

Las mochilas ergonómicas ofrecen apoyo al bebé sin puntos de presión. La espalda del pequeño es sostenida adecuadamente por la mochila sin presionarla ni enderezarla artificialmente; su espalda permanece redondeada en forma de “C” y el bebé no queda colgado en la mochila.

Las mochilas ergonómicas reparten el peso de forma homogénea desde los hombros hasta la cadera del portador. Una mochila ergonómica permitirá siempre un buen ajuste tanto para el niño como para quien lo lleva, de manera que el niño va bien pegado y lo bastante alto como para poder darle un beso en el frente sin tener que esforzarnos.

La posición del bebé mirando hacia fuera no es ergonómica ni para el pequeño ni para el portador, con independencia de sí la mochila le coloca hacia fuera totalmente colgante o relativamente sentado. El bebé tiene que ir con la barriga pegada a la del portador.