Esto es lo que puedes hacer para que, este verano, los niños no se pierdan

En verano pasamos muchas horas fuera de casa, en espacios donde los más pequeños hacen actividades al aire libre y donde hay mucha gente. Por mucho que pongamos toda la atención en nuestros hijos, dejando de lado por supuesto el uso adictivo de teléfonos móviles, puede pasar que el menor se despiste y lo perdamos de vista. Cualquier padre sabe que esta es de las peores sensaciones que podemos vivir, por eso tener en cuenta una serie de recomendaciones siempre puede ayudar a evitar pasar este mal trago.

Hablar del tema con el pequeño.

Como cualquier tema importante, hace falta hablar con el niño y explicarle, sin alarmarlo ni dramatizar, la importancia de que no se separe del adulto. Es importante explicarle que lo que no tiene que hacer es ponerse a caminar y, por el contrario, tiene que quedarse quieto. Si se aleja se podría agravar todavía más la situación. También es importante hacerle saber que nosotros lo estaremos buscando.

Acordar puntos de encuentro en caso de pérdida

En la piscina, en la playa, en un centro comercial donde hay mucha gente, siempre es una buena idea pactar un lugar de encuentro cuando entramos en aquel espacio con el fin de facilitar el reencuentro en caso de pérdida. Y si estamos en la piscina o la playa, incluso, podemos realizar una visita al socorrista e indicarle que si necesita su ayuda, estos profesionales son los encargados de ayudarnos. Sin embargo, esta pauta es efectiva a partir de los cinco años según los especialistas, han comprobado que las recomendaciones de dirigirse a policías u otras personas de referencia no son realmente eficaces hasta los cinco o seis años, cuando empiezan a conocer mejor el entorno social y distinguir perfectamente los uniformes.

Siempre de la mano.

Cuando se vaya en movimiento, se tiene que llevar al niño de la mano y poner atención para evitar que se suelte. Puede ser que en algún momento quiera acercarse a ver alguna cosa que le llame la atención. En todo caso, el adulto tiene que desplazarse al lado de él.

Piezas chillonas en la playa.

En la playa, se tiene que tratar de que el pequeño lleve puesta una pieza lo bastante chillona como para poder distinguirle a una buena distancia. Puede ser un traje de baño con colores fosforitos o colores vivos.

Ir identificado

Esta es una de las medidas fundamentales para prevenir una larga pérdida. La identificación puede hacerse de muchas maneras. A través de la ropa marcada, mediante una chapa, o escribiendo nuestro teléfono y su nombre directamente en la mano del niño con un rotulador que su tinta resista el desgaste del agua. Cada vez hay más hoteles y organismos que disponen de pulseras identificativas donde escribir su nombre y nuestro teléfono, en los destinos veraniegos.

Aprovechar la tecnología

Existen gadgets que pueden ser útiles como prevención. Los disponemos en esta época y vale la pena aprovecharles. Entre las opciones, poner un detector GPS en el bolsillo para que a través de una App podamos localizar al menor con un margen de error de menos de 5 metros. O un dispositivo Bluetooth igualmente llevado en la ropa del, para que nos suene una alarma cuando se separe de nuestro móvil a 10 metros.

Y si se pierden, cuando aparecen, es importante nuestra actitud. No es el momento de reñir ni añadir tensión o ansiedad a la experiencia vivida por el niño. Seguramente hemos vivido mucha tensión pero tenemos que intentar no dirigirla al niño. Expertos apuntan la importancia de que los niños se sientan apoyados, protegidos, decirle cuánto nos alegramos de haberlo encontrado. Cuando la tensión haya bajado es importante hablar del tema, de cómo se perdió, de cómo se sintió, de cómo ha vivido la experiencia y remarcar que a partir de ahora tendrá que tener más cuidado para no volver a perderse.