Este verano, deja que tus hijos se aburran
Los espacios libres de pantallas y de actividades programadas ayudan a la creatividad
Una vez finalizada la escuela y, de rebote, los casales y actividades de verano, llega la época en que los niños pasan todo el día en casa. El descanso, el tiempo en familia y el juego libre son los principales protagonistas de estos días. Es una época de desconexión necesaria para poder, de aqui unas semanas volver a empezar la rutina y las actividades infantiles. Es también una época donde los niños, acostumbrados a recibir imputs y propuestas de actividades constantes, tienen tiempo para aburrirse y es cuando puede ser que se quejen o pidan atención constante. A veces, los padres intentamos ofrecer todas las actividades para evitar este momento y entretener a los hijos.
Pero vale la pena tener en cuenta que el aburrimiento no es malo. El aburrimiento, según apuntan diferentes expertos, es el escenario perfecto para que la mente empiece a trabajar y crear. Es positivo que los niños también tengan momentos en los que sean ellos los que tengan que inventar con qué entretenerse. También es bueno que vivan momentos vacíos, sin entretenimiento, y que también pueden sentirse bien de esta manera. El aburrimiento puede ser el paso previo a la creatividad pero también a la observación y la concentración. En la época que nos toca vivir los más pequeños, aunque lo intentamos limitar, están sobreestimulados con pantallas, móviles, videojuegos y ordenadores. Esta sobreestimulación reduce la desaparición de momentos de aburrimiento y de frustración que sí hemos podido vivir los adultos que crecimos sin pantallas.
El papel de los padres es importante a la hora de explicar que estos espacios son positivo y que el niño puede encontrar sus recursos internos para divertirse o simplemente, estar bien. Si bien, podemos dar una pequeña ayuda y facilitar algunos materiales sencillos para crear 'cosas': cajas, madera, una lupa, colores, cartuniñas, barro... elementos dispuestos en un espacio donde se puedan mover, agrupar, separar y en definitva crear.
Delante del típico, «estoy aburrido» los padres podemos detenernos un segundo y conectar con nuestros hijos con el fin de reenfocar esta queja en una oportunidad. Podemos preguntar qué le gustaría hacer, qué ideas tiene para aprovechar y disfrutar de este tiempo e incluso hacer entre los dos una lluvia de ideas que le motiven a ser el protagonista de este tiempo.