El comedor social de Bonavista atiende a 190 usuarios cada día
Hace más de un año que mantienen esta media, mientras crecen las ayudas
El comedor social de Bonavista, gestionado por la Asociación Socioeducativa Juventud y Vida, se encuentra a pleno rendimiento. Hace más de un año que atienden, por término medio, a 190 usuarios cada día. La responsable del servicio, Raquel Quílez, explica que «superamos los 200 derivados para|por Servicios Sociales, pero a la realidad, tenemos 190 usuarios diarios».
Aunque preferiría que la cifra hubiera disminuido, Quílez destaca que «hace más de un año que atendemos este volumen de personas y, cada vez más, la colaboración de entidades, empresas de alimentación y voluntarios han permitido que seguimos creciendo y ayudando a las personas que más lo necesitan». Aunque desde el Ayuntamiento de Tarragona no se plantean ampliar el número de comedores en la ciudad –también funciona el gestionado por Formación y Trabajo en la calle Cervantes desde el 2014–, lamenta que «la gente qué precisa nuestra atención va cambiando, pero la necesidad no se reduce». Además, destaca que «la mayoría de usuarios son familias jóvenes con menores a cargo y hombres de más de 50 años que viven solamente». En este caso, aunque los niños comen en las escuelas, desde el centro de Bonavista «procuramos darles fiambreras para que no les falte alimento para cenar». Sin embargo, recuerda que «hay familias de todo tipo que vienen. Es cierto que hemos detectado que algunas personas ya no vienen porque han conseguido algún contrato temporal, pero Servicios Sociales los siguen y nos explican cuál es su situación». Los usuarios del comedor llegan derivados de los Servicios Sociales municipales, hecho que Quílez valora como muy «muy positiva» la relación con la administración.
Uno de los hechos que ha permitido mantener la capacidad de trabajo del comedor ha sido el aumento del número de ayuda y la colaboración de entidades, vecinos y empresas agroalimentarias. «Nos llega comer de un fondo europeo, de la Generalitat, de establecimientos como Casa Matías o de la Asociación del macarrón solidario. No paramos de crecer y se tiene que reconocer que todo el barrio se vuelca para aportar su granito de arena», añade Quílez. Desde el comedor también se reparten bolsas|bolsos con alimentos o se atiende a personas que viven en la calle con el reparto de comidas calientes en zonas como Campo de Marte o el barrio del Serrallo.