«Las personas refugiadas son rocas, con una gran capacidad de superación»
Participa en la organización sanitaria de la zona y calcula que este mes ya podría terminar su turno
La tarraconense Marina Vidal hace veinte días que llegó al norte de Atenas y está trabajando en el campo de refugiados de Ritsona, como delegada de la Cruz Roja. Se trata de la segunda expedición que realiza, ya que al principio de año trabajó en la Isla de Samos, uno de los primeros puntos de acogida de refugiados sirios, afganos e iraquíes que llegaban para iniciar su viaje hacia Europa.
—Cuál fue su primera impresión al llegar?
—En comparación con la primera misión, que era un lugar|sitio de tráfico y de paso, ahora nos hemos encontrado con una situación totalmente diferente. Por término medio, la gente hace un mes o un mes y medio que viven aquí.
—Cuál es su trabajo?
—Estoy con el equipo español y nos ocupamos de implementar un programa sanitario con el fin de registrar a los pacientes y organizar cómo se tiene que abrir la clínica para atenderlos.
—Cómo es la vida en un campo de refugiados? Los medios nos emiten una idea de caos continuo.
—Los campos no son un caos, están organizados. El problema es que son unos campos relativamente nuevos y, poco a poco, se van implementando los servicios. Los campos que ha abierto el gobierno griego ofrece en los servicios mínimos, pero también depende de las tareas que haya adquirido el ejército u otras entidades nacionales. La vida, sin embargo, no es nada fácil.
—Como|Cómo lo viven los afectados, hay miedo?
—La gente que está hace mucho tiempo que viaja de país en país, arriesgando su vida para huir de un país en guerra. No hablaría de miedo sino de desconcierto y mucho de cansancio.
—Pregunta tópica, como|cómo son las personas refugiadas?
—Cómo somos los catalanes. Hay de todo. Puedes encontrar personas que hablan cuatro idiomas y tienen dos licenciaturas o gente que es campesina y que sólo habla kurdo. Ser refugiado no quiere decir nada, no te define como persona. Sólo dice que te has tenido que marchar de casa. Todos nosotros podríamos ser, algún día, refugiados. En este campo de Ritsona hay muchas familias, con grandes y jóvenes.
—Cuál es la relación que tenéis con los refugiados?
—El idioma en esta operación humanitaria siempre ha sido un reto porque hay gente que habla lenguas muy diferentes. Sin embargo, aunque esté trabajando tengo una relación de tú a tú como la que puedo tener con cualquier persona. Ahora bien, tenemos que ser conscientes de que la historia que llevan|traen a la espalda no nos la podríamos llegar a imaginar nunca.
—Hay alguna historia que lo haya hecho poner más los pelos de punta que otra?
—Todas. Son personas que lo han perdido todo, pero que también han tenido la suerte de sobrevivir al viaje. Cada una de sus historias es particular. Te puedes encontrar desde un niño con que te pregunta, con muchas ganas, si estás construyendo una escuela y le tienes que decir que no, que es un centro de salud. O ver familias totalmente separadas. Calculan que, desde enero, el 40% de la población siria tiene familiares esparcidos por Europa.
—Quien vive peor la situación, los pequeños o los grandes?
—A diferencia de las islas, aquí tienen mucho más tiempo para reflexionar y pensar en la situación que están viviendo. Así, creo que a pesar de la situación que han sufrido, los niños son los que lo viven mejor. Tienen una gran capacidad de resistencia porque no son del todo conscientes de lo que viven. Por el contrario, voces que las personas mayores están más afectadas porque se preguntan hasta cuándo sus hijos y nietos tendrán que vivir de esta manera. Ahora bien, también creo que son como rocas, personas con una gran capacidad de superación que se implican en todo aquello que pueden.
—Porque ha venido aquí? ¿Qué la mueve?
—De entrada, porque es el trabajo que he escogido y porque creo que soy válida por contribuir de esta manera. Creo que las personas tendríamos que estar al frente de las reflexiones políticas y humanas. Se tienen que respetar los derechos de todo el mundo y me dedico a eso para|por una cuestión de justicia.
—El futuro de estos refugiados?
—De momento, esperar para saber cuándo serán reubicados en los países europeos de la mano de ACNUR. Estas personas llegaron antes de la entrada en vigor del tratado entre la UE y Turquía para frenarlos. Se calcula que en Grecia hay 50.000 personas refugiadas que no pueden salir desde hace uno más. Tampoco tenemos que olvidar que en todo el mundo hay 80 millones de personas refugiadas o desplazadas y es responsabilidad de todos.