Diari Més

«Los noruegos no se enfadan nunca en el trabajo o, al menos, no lo demuestran»

La Vallenca hace más de cinco años que vive en la localidad de Volda y trabaja como entrenadora de natación y de actividades dirigidas en un gimnasio

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Las ganas de conocer mundo empujaron a la habitante de Valls Dúnia Soriano a viajar hasta Noruega. Ya hace más de cinco años que vive en la localidad de Volda. Está estudiando noruego a la Universidad de Volda y trabaja como entrenadora de natación y de actividades dirigidas en gimnasio.

—Cuál fue su primera impresión?

—Fue positiva, no sé si porel hecho de que iba de Erasmus o porque todo era nuevo. Recuerdo que las primeras semanas hizo muy buen tiempo y pudimos hacer actividades al aire libre y, así, entre los estudiantes nos conocimos. El paisaje era precioso: rodeada de montañas verdes con un fjord gigante de aguas frías en medio de todo. Era como un pueblecito de montaña, muy idílico y como si saliera de un cuento de hadas.

—Cuáles son las principales diferencias?

—El clima. Tienes que estar bien preparado porque, en un día, puedes vivir las cuatro estaciones del año. Los noruegos tienen una dicha en referencia al tiempo: «El problema no es que haga mal tiempo, sino que llevas la ropa inadecuada». Los horarios de las tiendas también son diferentes. Menos los supermercados, el resto de tiendas cierran a las cinco de la tarde. Los horarios de trabajo acostumbran a ser hasta las cuatro de la tarde. Es muy curioso ver que en los supermercados hay unos horarios fijados para comprar alcohol (cerveza y sidra, que es lo único que se puede comprar). Y por ejemplo, los sábados ya no puedes comprar más tarde de las seis de la tarde. Sin embargo, los supermercados continúan abiertos hasta las once de la noche. Las distancias entre los pueblos son más largas, a causa de los fjords, ya que tienes que esperar que los ferris vayan de un lado al otro del fjord. Así, para viajar 65 kilómetros en coche, puedes tardar dos horas. La comida también es bastante diferente. No comen tan variado como lo hacemos a España, ni tampoco tanta fruta ni verdura.

—Cuáles son los lugares más característicos?

—El Rotsethornet es la montaña emblemática de mi pueblo y desde donde se ven todos los Alps de Sunmøre (muy conocidos por toda Noruega). También hay el Melshornet o el Helgehornet, con unas vistas igual de’impresionantes y menos elevadas. A dos horas de mi casa tienes el fjord más conocido de Noruega, el Geiranger. Está muy visitado durante la época de verano, ya que en invierno es muy difícil de acceder. También os recomiendo visitar la ciudad de Ålesund, conocida por su arquitectura.

—Cómo se está viviendo la crisis?

—Noruega es seguramente el único país de Europa que no ha vivido la crisis. Es un país exportador de petróleo y eso es lo que los ha mantenido en un buen nivel económico hasta ahora. Además, no forman parte de la Comunidad Económica Europea. Sin embargo, ahora están llegando a un punto de alerta económica, ya que los recursos de petróleo se están agotando y han tenido que eliminar puestos de trabajo.

—Qué destacaría de la manera de trabajar de los noruegos?

—Son muy disciplinados, puntuales y correctos. Todo tiene que estar a rajatabla y separan muy bien la vida laboral de la personal. Un hecho bastante diferente es que no hay jerarquías en las empresas, tienen un sistema bastante horizontal. No hay competencia entre los unos y los otros. También he podido experimentar que en el trabajo no se enfadan nunca, o al menos no te lo demuestran. Mantienen la positividad, la amabilidad y aceptan que todo el mundo pueda cometer errores.

—Algún hecho curioso?

—Hace una semana fui al centro de esquí de mi pueblo y estaba intentando aprender snowboard cuando, de repente, me pasó un niño de cuatro años por el lado, como una flecha. ¡Con razón dicen que, aquí, nacen con los esquíes ya ademanes! Otra curiosidad que me pasó fueal salir de fiesta en una discoteca. Como es habitual, con mis amigos conocimos a mucha gente. Ahora bien, al día siguiente, me encontré por la calle uno de aquellos noruegos, lo saludé amistosamente, pero bajó la cabezay se marchó sin decir nada. ¿Es cierto, que los noruegos cuando beben se convierten en otras personas? Es bien posible.

—Qué costumbre se llevaría?

—La libertad de ir solo a la montaña y conectar con la naturaleza. Aunque seguramente mi madre y amigas reirán, tengo que reconocer que me llevaría la puntualidad.

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