El barraquismo, protagonista de Tarragona durante los años sesenta

El Arxiu Municipal acoge, este miércoles, la inauguración de la exposición 'El barraquisme a Tarragona, fa cinquanta anys. La ciutat no reconeguda i els seus habitants', con la asistencia del alcalde Josep Fèlix Ballesteros, que quiere ser un recorrido visual y una importante reflexión en torno a esta realidad que se alargó hasta los años setenta. La exposición quedará abierta hasta el 28 de octubre, y posteriormente se trasladará de forma itinerante por los centros cívicos de la ciudad. La inauguración también acoge el estreno del audiovisual 'El problema del barraquisme a Tarragona (1940-1970)', realizado por el Grupo de InvestigaciónPer amor a la ciutat de la URV i TAC 12, que recoge los testigosy las vivencias de personas que vivieron en las barracas, ahora hace cincuenta años

El barraquismoy el aumento de inmigración

Durante la década de los cincuenta, la presencia industrial en Tarragona seguía siendo escasa y no será hasta inicios de los años sesenta, que la industrialización registrará el impulso definitivo con el asentamiento de diferentes empresas del sector químico en los polígonos de Entrevies o Francolí. El sector turístico, paralelamente, también inició su desarrollo y contribuyó fuertemente al crecimiento de la economía local, tanto con respecto a las construcciones de viviendas turísticas como para la demanda de servicios. La posibilidad de trabajar en un área económicamente beneficiada para|por el turismo y la industria será el cebo de un fuerte y constante corriente inmigratoria que comportó que en cuatro años, entre 1960 y 1964, la ciudad registrara un aumento del 20% de población, pasando de 43.519 a 52.056 habitantes. Es decir, una quinta parte de la población era recién llegada.

Aunque la oferta de trabajo era suficiente para integrar a los inmigrantes en el mundo laboral, la ciudad era incapaz de crecer al mismo ritmo. La falta de servicios básicos y la imposibilidad de encontrar una vivienda mínimamente digna y asequible desencadenó con lo que hoy día conocemos como chabolismo. Urbanísticamente, los núcleos de barracasse situaron en zonas periféricas alejadas del casco urbano y con una ausencia absoluta de servicios. El año 1964, un censo realizado por el Ayuntamiento de Tarragona registraba la existencia de 404 barracas, agrupadas en 10 núcleos, en las cuales vivían 1.894 personas, es decir, el 3,64% de la población y, aproximadamente, el 20% de los inmigrantes llegados entre 1960 y 1964. Las barracaseran de dimensiones muy reducidas, generalmente de un solo espacio y construidas para|por sus residentes con materiales baratos o aprovechando desperdicios, básicamente palurdo, madera o cañas.

La gran mayoría de los recién llegados procedían de Andalucía, eran 1.240 inmigrantes y representaban el 65,4% del total. Principalmente, eran originarios de zonas rurales de las provincias de Córdoba y Jaén. Vista la escasa formación de los inmigrantes, en buena parte jornaleros del mundo rural, la gran mayoría, un 77%, declaraba que trabajaban como peones. Es decir, trabajos no cualificadossituados en la base de la escaleralaboral. La oferta de trabajo para|por los hombres surgirá principalmente del ámbito portuario y ferroviario, así como de algunas industrias químicas. Las mujeres, además del servicio doméstico, encontrarán trabajo como operarios en algunas fábricas. El chabolismo se mantendrá durante la segunda mitad de los años sesenta y no desaparecerá hasta inicios de los años setenta.